Los estudios demoscópicos demuestran que el cristiano tiene estadísticamente mayor probabilidad de ser, o considerarse, más feliz que aquel que no cree. El cofrade es un cristiano cualificado especializado en procesionar a sus sagrados titulares y en rememorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y por ende, con dicha actividad incrementa la probabilidad de ser más feliz aún.

Aunque lo anterior pueda parecer ilógico, entiendo que tiene sentido. La fe es un don que sólo concede Dios, y que tenemos que trabajar para encontrarla. Cuando se encuentra te llena plenamente, te pone cerca de Dios = Felicidad, y te ayuda a comprender el sentido de la vida desde un plano espiritual superior, a priorizar y a valorar en su justa medida lo que se tiene.

Las cofradías son centros de convivencia entre hermanos en torno a sus sagrados titulares y, con los errores propios de los humanos, ayudan al mejoramiento de la sociedad. Málaga es mejor gracias a la Iglesia y a las cofradías, generadoras de felicidades, amistades, alegrías, riqueza, espiritualidad, comprensión y ayuda.

Donde se ha construido una casa de hermandad, se ha prestigiado su entorno. A través de las cofradías se fomentan nuestras tradiciones y se reúnen personas para hacer el bien. Se trata del movimiento asociativo más numeroso de Málaga capital con mucha diferencia, contando en la actualidad con más de 65.000 hermanos de cuota, muy superior a la suma de todos los socios del Málaga C.F., Unicaja de baloncesto y demás movimientos asociativos.

A la vista de lo anterior, y desde mi propia experiencia, entiendo que merece la pena ser cofrade, y por ello debemos seguir trabajando para potenciar y prestigiar aún más nuestra Semana Santa.