El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, ha puesto en marcha el relevo del candidato Javier Arenas para las próximas elecciones autonómicas. Sabe que no puede ser ya el futuro del partido en esta comunidad tras cuatro derrotas en las urnas y sólo quedaba conocer cómo iba a manejar los tiempos de su sucesión sin que afloraran debates internos o cacerías y manteniendo el férreo control del partido como ha ejercido durante las dos últimas décadas. La operación tiene su miga, pues se rompe un tabú entre los dirigentes populares que durante más de veinte años mantuvieron una obediencia ciega a su presidente bajo el riesgo de ser fulminados. Incluso cuando dejó el partido en manos de Teófila Martínez para ser ministro con Aznar, Arenas aplastó cualquier intento de contestación interna como sucedió en el famoso congreso de Granada en el año 2000. Y resulta paradójico que toque renovar el partido cuando por primera vez en su historia ha obtenido tres triunfos electorales consecutivos, aunque el último haya sido insuficiente para alcanzar la vieja aspiración de desalojar al PSOE de la presidencia de la Junta de Andalucía.

Aunque una semana es mucho tiempo en política, como aseveraba el diplomático inglés Harold Nicolson, la hoja de ruta del líder popular está ya trazada. La amarga victoria electoral frustró el reparto de consejerías y demás cargos planificados, y ahora toca poner en marcha el plan B, una alternativa que durante los últimos dos años Arenas guardó en el cajón de los olvidos empujado por los datos de las encuestas.

El presidente popular, un político que da importancia a la puesta en escena, convocó ayer a su grupo parlamentario en el Parador de Carmona, localidad que para él simboliza la ilusión y la apuesta por Andalucía. Ambas no le faltan al de Olvera. Su primer paso táctico ha sido desalojar a Esperanza Oña de la portavocía parlamentaria, una de las únicas voces valientes (o inconscientes) del PP andaluz que ha criticado en público el tono y la estrategia de la campaña andaluza. Es de sobra conocido las malas relaciones que mantiene la alcaldesa de Fuengirola con el secretario general del partido, Antonio Sanz, que durante los últimos meses de la anterior legislatura llevó incluso la voz cantante en las reuniones del grupo parlamentario.

Arenas diseñó la llamada «operación jaula» para desactivar a Oña, proponiéndola de cara a la galería como presidenta del Parlamento andaluz, un puesto inalcanzable debido al rechazo mayoritario de PSOE e IU. Ahora quedará relegada a un papel institucional en la Mesa del Parlamento en compañía de Patricia del Pozo, persona de máxima confianza de Javier Arenas, y Manuel Andrés González. Queda por saber si Oña renunciará en meses a la alcaldía costasoleña, ya que por ahora ha ganado tiempo para tomar esta decisión al admitir el Tribunal Constitucional a trámite el recurso contra la ley electoral de la Junta que afecta a ocho alcaldes populares. Llegado el momento, se abrirá también un debate interesante entre la propia Oña y la dirección provincial del PP sobre quién será la sucesora, aunque dudo que aquí ceda la de Fuengirola. Tiene su temperamento.

Pero quizás el paso más interesante sea el nombramiento del alcalde de Motril, Carlos Rojas, como nuevo portavoz parlamentario. No por inesperado, pues siempre se ha barajado su nombre como un valor en alza. Este joven y preparado político dejará la alcaldía para dedicarse en cuerpo y alma a la portavocía en una legislatura que se presenta muy complicada por el pacto de gobierno entre PSOE e IU y por el clima de enfrentamiento que habrá entre los gobiernos de Rajoy y Griñán. Rojas pasa así de la reserva para configurar un nuevo liderazgo político y se sitúa como el más que probable cabeza de cartel para las próximas autonómicas, ganando en esta carrera a los alcaldes de Sevilla y Córdoba, Juan Ignacio Zoido y José Antonio Nieto.

Una vez apuntalado y ajustado el grupo parlamentario, Arenas se centrará en preparar el próximo congreso regional del partido de este verano u otoño, donde se espera un cierre de filas sin fisuras y vítores para el presidente. En el congreso perderá de nuevo galones y la Secretaría General del partido el incombustible Antonio Sanz, que podría dar paso a Patricia del Pozo. Ya sólo quedaría manejar los tiempos para que a medio plazo Arenas anuncie que no será candidato por quinta vez. Aunque como decía Harold Nicolson, una semana es mucho tiempo en política y cualquier cosa puede desdibujarse y más cuando el delineante de la operación para sustituir al candidato Arenas es el presidente del PP andaluz apellidado Arenas.