Como Melanie Griffith, nuestra Melanie, en Armas de Mujer, esta mañana he visto dos mensajes en dos medios de comunicación y he visto cómo tenían íntima relación. El primero era un artículo de economía de Kike Vázquez recomendado por el ingeniero malagueño Antonio España en el que sienta las bases de uno de los problemas que ha llevado a España a la crisis y que es la falta de competitividad. Es decir no hemos sido capaces de subir en la cadena de valor de los productos que fabricamos y vendemos, hasta tal punto que aparece China por encima de nosotros, y sin embargo otras economías maduras sí que han sabido crecer en la cadena de valor de lo que producen.

Ese el problema de España y no las economías emergentes «per se». El otro mensaje recibido era un anuncio en radio, que simultáneamente oía, en el que comenzaban los cursos de maestro «pizzero» de una escuela de «pizzeros» en Málaga. A ver me encantan las pizzas y para que haya pizzas debe haber «pizzeros» y sé que es solo una casualidad matutina. No obstante debemos mirar hacia donde ir e intentar invertir en productos y servicios que nos hagan subir en la cadena de valor de lo que se produce y sobre todo se vende.

Málaga tiene potencial para mucho más que vender pizzas a «cruceristas». Los malagueños tienen muchas ideas más allá que innovar en pizzas. Llevar a cabo esas ideas y materializarlas es posible, como dice José Antonio Marina en su Inteligencia Ejecutiva, priorizando la capacidad de esfuerzo, soportando las molestias y guiarse por las recompensas lejanas. La diferencia será quedarnos a la cola de ciudades que simplemente exportan materias primas o servicios o aumentar nuestro lugar en la cadena de valor. Mientras tanto, ¿cuatro estaciones o margarita?