En esto de la economía, como en la vida, todo va de la mano, a una acción, una reacción y claro, con estos polvos, normalmente es fácil encontrarse esos lodos. El informe de transparencia internacional sobre la corrupción y el de la Unión Europea alarmando sobre los ni-ni, deja bien claro lo aplicados que somos en España en esto de cumplir con la «madre de todas las leyes» que es el texto constitucional, en el que ya cada artículo parece una quimera a costa de los masivos incumplimientos de casi todos ellos. Y es que para muchas cosas parece que seamos el país del «papel mojado», ese de trompeta en el que las «leyes y su aplicación» a tenor del caso que les hacemos, sirven para envolvernos las castañas por no decir otra cosa.

Y claro, en «donde mora la impunidad» como dice el refrán, «bailan los ratones», y así como advierte la presidenta de Transparency internacional «las sociedades continúan pagando el alto costo que supone la corrupción», puerta de bienvenida a todo lo demás que tiene que venir, desempleo, falta de oportunidades y la prima y «cuñada» de riesgo que son la deuda y la desconfianza.

Y es que en esto de la corrupción nos situamos al honroso nivel de Grecia y Portugal (así nos va) como claros casos en donde «la ineficacia, los abusos y la corrupción no están suficientemente controlados o sancionados», por lo que se recomienda a nuestros gobiernos que «incorporen acciones contra la corrupción en todas las decisiones públicas» y «adopten una postura más firme contra el abuso de poder así como que las personas de la función pública (local, autonómica o estatal) rindan cuentas de forma más rigurosa».

Se pide algo que debería ser lo más normal en pleno siglo XXI, reglas más efectivas y eficientes, mayor transparencia en los procesos de contratación y gasto público, así como mayor rendición de cuentas de organismos públicos a la población. Y entre tanta transparencia diamantina y rigurosidad otro indicador, España es además uno de los países de la UE donde más aumentó el coste de los jóvenes ni-ni para la economía, más del 45%. De un lado nos piden transparencia, y aquí, de otro la Comisión Europea no piden adoptar medidas necesarias para garantizar a los jóvenes un empleo. Otra «quimera constitucional» a tenor de los hechos. La tasa de desempleo juvenil ha superado el 25% en trece Estados miembros: en la Grecia y España «transparentes» sobrepasamos el 55%.

Transparencia, Economía y Constitución. Todo va de la manita. Tanto como que en Dinamarca o Suecia que ocupan los primeros rankings en eso de la transparencia, también lo hacen en eso de la economía y por supuesto en eso del empleo juvenil. Y es que es normal, el ejemplo como decía Einstein, quizás sea la más importante pedagogía para todos los ciudadanos. Y es que quizás no tengamos que cambiar la carta magna, que es inmejorable, sino lo que tengamos que «reformarnos» es a nosotros mismos para dejar atrás de una vez ese ADN cainita, clientelar y cerril, especialmente en muchos de los que tienen la obligación de solucionar esta papeleta actual, dando ejemplo de concordia, eficacia, rigurosidad y «cuentas al pregonero», que son a los ciudadanos que esperan soluciones ya. Y es que la cuestión de la economía es bien fácil, a «buen ecosistema», buen funcionamiento. Mientras no exista eso estaremos a los niveles de Gambia no sólo a la hora de crear una empresa, sino también a la hora de poder disfrutar de la vida. Y es que el estado del bienestar es el mejor termómetro de una democracia. A ver si somos capaces de llevar la contraria a Punset, siempre interesante, que recientemente a tenor de los resultados nos dejaba bien claro que «nos va a costar muchas décadas crear una cultura política realmente liberal y democrática». Seguimos igual al vivan las «caenas». Toca cambiar,

[Javier Noriega es presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Málaga]