Hace 40 años tuvo gran impacto el Informe del Club de Roma sobre los límites del crecimiento, y la sostenibilidad de la economía, en el que se preconizaba el «crecimiento 0» en el primer mundo. Eran tiempos en que la economía aún no se había globalizado, pero, a cambio, había capacidad para pensar globalmente. Ha llovido mucho desde entonces, y nadie piensa en aquella ética del crecimiento, pero a lo mejor la crisis es una autorregulación del sistema, que quizás cuente con un software de elaboración propia, y haya mandado frenar a la cabeza del enjambre. A fin de cuentas la colonia humana es una parte de la biosfera, y las teorías sobre la autorregulación de Gaia (la vida sobre La Tierra) no son tanta fantasía. Ya que no podemos creer en la capacidad del humano para regularse a sí mismo siempre nos quedará confiar en aquel software del sistema, versión puesta al día de la Providencia.