Un estudio de la Universidad de Londres acredita que, siendo importante en el resultado escolar el nivel económico de los padres, lo es más el cultural. ¿Sólo el de los padres?, añado yo. Una sociedad culta promueve jóvenes cultos, y de una sociedad inculta lo probable es que salgan jóvenes incultos. La gente pone el grito en el cielo cuando se recortan recursos para la educación, pero en cambio suele ver como prescindibles los recursos públicos para la música, el teatro, el cine, las artes plásticas o el fomento de la lectura. Sin embargo la cultura no sólo proporciona los medios para comprender la realidad en que uno vive, y para disfrutar de la belleza, sino el sustrato de otros conocimientos más utilitarios. Nuestra sociedad es inculta, no muestra voluntad alguna de dejar de serlo, y en esa tierra infértil será difícil, por falta de nutrientes, que la instrucción de buenos frutos.