Pobreza severa

No solo lo dicen los adversarios políticos del PP, también las afirmaciones nos llegan desde Europa. En concreto ha sido el comisario de Derechos Humanos (Nils Muiznieks, por más señas), en Estrasburgo. Acaba de criticar sin ambages, en un exhaustivo informe, a raíz de su visita a España, los recortes que está llevando cabo el Gobierno de Rajoy, sin que a éste se le mueva ni un pelo de su poblada barba. Da por sentado el prócer europeo que «los recortes efectuados por el Gobierno, en presupuestos sociales, educativos y de salud, han conducido al preocupante incremento de la pobreza de las familias en España». Más paro y más pobreza. Concluyente el citado dossier, aunque de puertas adentro de nuestro país no ha sorprendido a nadie. Con pocas horas de diferencia, Cáritas, que jamás hace oídos sordos a las carencias y necesidades de los que tienen menos recursos para subsistir y alza la voz cuando otros callan, denuncia que en España la pobreza más severa afecta a tres millones de personas, o lo que es lo mismo que tienen que (mal) vivir con poco más de 300 euros al mes. Es lo que se desprende de la Memoria de la ONG de la Iglesia -porque hay que recordar que pertenece a ella y desde ella ejerce la misión benefactora ( más de 1.300.000 asistida en el pasado año)- que acaba de ver la luz.

Es este un informe con datos abrumadores que coincide en el tiempo con los buenos augurios que para nuestra economía exhiben los políticos en el poder: prima de riesgo en declive y, por ende, la deuda pública cotizando a los costes más bajos de la historia; alejamiento del fantasma del rescate, «la banca española es más solvente y ya no genera dudas en Europa», Luis de Guindos dixit; y la balanza comercial a nuestro favor (exportamos más que importamos, entre otros elementos alentadores. Sí, pero con ser esto cierto lo es también que el deterioro en las condiciones de vida de millones de españoles se hace más patente al mismo tiempo, algo que no parece interesar al Gobierno que se difunda y por esta razón el informe de Cáritas no ocupa las portadas de los diarios ni abre la de los medios televisivos.

Tampoco, y esto es menos explicable, no incide en ello la Conferencia Episcopal, pese a la certeza de que Cáritas es una organización netamente eclesiástica. No vendría mal que diera algún que otro tirón de oreja al Ejecutivo para hacerle sentar conciencia real del problema pavoroso que significa esta pobreza extrema que a tantas familias aflige.

José Becerra GómezMálaga