Es tiempo en el que mandan las mujeres, a dios gracias, salvo en algunos reductos cavernarios donde les resulta difícil sentar sus reales. Cada vez ganan más cotas de poder y presencia en la sociedad. Salvo en la Iglesia y en las empresas que están instaladas en el Ibex la mujer está presente y con fuerza, incluso en segmentos de la sociedad tan cerrados como el Ejército. Los partidos se abrieron al futuro con una presencia paritaria, aunque haya todavía algún partido de la derecha al que le cuesta cumplir el rito de la «cremallera». Basta asomarse a las páginas de la televisión, a las tertulias televisivas o radiofónicas, a los últimos best sellers y las áreas de poder en política e instituciones y ver que el futuro estás en manos de las mujeres. Y yo que me alegro. Y si miramos a nivel internacional, más mejor.

En poco más de un mes la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha sorprendido a propios y extraños. Parece mentira, pero en tan poco tiempo ya empieza a ser pasado lo que hasta hace poco era presente y futuro. Susana Díaz, incluso para los medios más de derechas, está llamada a tener especial protagonismo, no sólo en Andalucía, sino también en España, sobre todo cuando alcance a tener el poder orgánico del PSOE A, con presencia activa, poder y mando en el PSOE. Quien pretenda hacerse con la Secretaría General de los socialistas sabe que tendrá que obtener el placet de Susana Díaz, capitana de la federación socialista de mayor poder en España como es la andaluza.

De estas mujeres con poder y mando en plaza hay una a la que he seguido en los últimos años muy de cerca, la rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle. Confieso que cuando anunció a sus próximos que pretendía sustituir a Antonio Díez de los Ríos me llevé una gran sorpresa. Durante casi cinco años estuve trabajando muy cerca, a veces en momentos muy difíciles, con el doctor Díez de los Ríos, al que la sociedad malagueña aún le debe el reconocimiento de su excelente trabajo (no creo que él quiera ni mucho menos lo desee) y pensé que la nobel candidata no tardaría en estrellarse. Me equivoqué, quizás porque me parecía demasiada blanda y sin experiencia en mando y gestión para semejante empresa, sobre todo con tantos resabios vivos y demasiados fantasmas circulando en dirección contraria. Es sabido que las luchas cainitas (departamentos) en la Universidad son de órdago. Pues bien, con el paso del tiempo, y pese a la crisis, Adelaida de la Calle, sin formar más ruido que el necesario y con una savia retranca terminó por hacerse con el control mayoritario de la UMA. Hábil en la presencia pública (buen asesoramiento y mucha intuición), sin declararse anti nada, pero de profundas convicciones progresistas ha trabajado en defensa de la enseñanza pública hasta grado extremo. Ello le ha valido acusaciones infundadas sobre todo cuando al frente de la coordinadora de rectores de universidades de España (CRUE) fue adalid en defensa de la Universidad pública y se negó a aceptar la ley dictada por la Iglesia y la sociedad más retrógrada y que hizo suya primero el ministro Wert y bendecida el presidente Rajoy.

Ahora dice que no se va a presentar a la renovación en el mando de la CRUE y, respetando su decisión, queda manifiesto y en las hemerotecas una actitud en defensa de los más necesitados y de la Universidad pública, tal y como proclamó en su discurso inaugural de la UMA. Me cuentan, y creo que es verdad, que al ministro Wert se le helaba la sonrisa cuando le decían que era la rectora de Málaga la que llevaría la voz cantante. Adelaida de la Calle no dudaba en rebatir las tesis del ministro. En declaraciones a este periódico definió en pocas palabras al personaje: «Wert es inflexible en el debate». No lo dice la rectora, lo digo yo: «Wert, pensamiento único».

Invito a los lectores a detenerse en el discurso pronunciado por la rectora Adelaida de la Calle. Reivindicativo, duro, sin florituras, directo; muy bien pensado y mejor argumentado. Que la Junta pague lo que debe y a continuación poner a parir al ministro Wert, el enterrador de las becas y de la investigación en España, el promotor de que varios centenares de miles de estudiantes no puedan cursar estudios universitarios. El futuro de la Universidad está en juego, sí, pero lo que está en peligro es el futuro de España. Una rectora indignada, como debe ser.

P.D.- (1) Otra mujer, Soraya Sáenz de Santamaría, avinagrada vicepresidenta de Rajoy, lleva camino de emular a Pinocho. Miente más que habla. De pena. Sigue los pasos de su jefe, don Mariano Rajoy.

(2)La Cultura, en mayúscula, es la esencia de un pueblo, el calor de la inteligencia. Pues en Málaga tenemos de que avergonzarnos. La primera, el cierre obligado por falta de recursos de la Sociedad Económica y el llamado del presidente del Ateneo, Diego Rodríguez, formulado en este periódico, en apoyo, social y económico. No se puede hacer más y mejor pese a su economía de guerra. La Económica es historia viva de Málaga y el Ateneo, refugio de la libertad.