Los prejuicios la característica que tienen es que además de ser normalmente erróneos son difíciles de eliminar. «El golf es un deporte de ricos», ese gran mantra que no voy a intentar desmentir ha producido que Málaga no sea una potencia en el mundo del golf más grande de lo que ya es. La hierba de las calles y «grines» de nuestros campos de golf atraen a la mitad de los jugadores que vienen a España a jugar al golf, esos son nuestros altos hornos del siglo XXI, esos que en el siglo XIX fueron sustituidos por los de Bilbao.

Las administraciones ponen en sus campañas de marketing y en sus webs flamantes imágenes de golf y no cabe duda de que saben que es un caladero importante donde pescar turistas, hacen bien y en ese sentido todas parecen concienciadas en eso. Sin embargo, creo que es una actitud reactiva, y hace falta subir el nivel, más proactividad, conseguir que empresas multinacionales del sector del golf se implanten aquí ,empresas que fabriquen o que investiguen y desarrollen tecnología desde aquí, tecnología cada vez más presente en los materiales y en los campos, también sería necesario algún gran congreso del sector del golf y una mejor unión entre administraciones y Federaciones del Golf para acometer proyectos estratégicos para que Málaga explote toda su potencialidad como destino y papel estelar en el sector del golf.

Y el sumum sería despojarse del prejuicio que permitiera que muchos pudieran jugar desde pequeños en una de las pocas ciudades donde se puede jugar al golf cada día del año, ganas hay como demuestran proyectos como la escuela infantil de Benalmádena Golf.

Además los grandes golfistas no vienen siempre de altos estratos sociales. En el deporte el dinero lo único que te asegura es poder comprar la muy cara camiseta del equipo de fútbol de tu ciudad.