Tiempo de descanso, tiempo de vacaciones, aunque Mariano Rajoy (MR) nos amenace con un verano donde los políticos van a sudar tinta.

Nunca ha habido un mes de agosto donde vayan a sonar y tronar palabras gruesas, incluso insultos, en el Congreso de los Diputados. Un mes de agosto caliente, muy caliente donde el PP de la mayoría soberbia y aplastante impondrá su ley, nada anormal por otra parte en quien ha hecho del rodillo una manera de gobernar. Parece como si MR se hubiera sometido a una dieta y tratamiento intensivo de botox, haberse metido unos cuantos chutes de poyarmina y querer hacer lo que no ha hecho en tres años y medio, llevando a su flamante equipo de bisoños políticos, y en este apartado incluyo al insumergible Javier Arenas (JR), a los que lleva con la lengua fuera, como galgos borzais. Que MR se haya vuelto un cachondo (ver foto del presidente con Cristina Cifuentes, con asomo de lengua labial) y arrinconada la consabida molicie a la que tan dado es merece ser estudiado en el freudaliano laboratorio de FAES, con Aznar de supremo hacedor. Pero lo dicho, siempre hay tiempo para cambiar y al menos nos libraremos de la imagen del andarín MR por tierras gallegas, en bermudas y dos trancos en las manos por aquello del balanceo.

Ya digo que es tiempo de descanso, de refocilarse en las noches calurosas, con un mojito playero o para quienes aman el turismo que no precisa de lucha grecorromana para buscar un hueco donde colocar la toalla; o sea para quienes buscan en el interior de Andalucía la necesaria paz para el reencuentro familiar, la lectura o descubrir que en el cielo hay estrellas, posiblemente lo que vaya a suceder, o no, en el Congreso de los Diputados les traiga al pairo.

Los que nos pateamos Andalucía en silencio y casi con cachava a la búsqueda de pequeños y refrescantes oasis como son las viejas alquerías andalusíes, tenemos que celebrar que se insista en promover y promocionar el turismo de interior, como ha prometido el flamante consejero de Turismo y Deporte, Francisco J. Fernández. Una tarea nada fácil, compleja pero que es clave para el presente y el futuro de la economía andaluza, con un valor añadido nada desdeñable: crear riqueza en los pueblos, favorecer, mantener y crear nuevos puestos de trabajo, a menudo cualificados y que ayuden a mantener viva y deseable la recuperación del patrimonio histórico y cultural de Andalucía. En estas mis correrías, nunca reflejadas en artículos o previsibles guías turísticas, he encontrado joyas de la naturaleza, pedazos de historia y pozos culturales que difícilmente se pueden hallar en otros lugares, fuera de Andalucía.

Yo entiendo que el consejero de Turismo esté por la labor (excelente la entrevista que le hicieron en la cadena SER) de fidelizar el turismo europeo, una vez que se ha conseguido con el nacional, pero conviene hacerlo con el andaluz, campaña esta que siempre estuvo en la mente de los profesionales de Turismo Andaluz. Redescubrir nuestra tierra es el mejor mensaje para quienes amamos los caminos y los pueblos andaluces; sus gentes y sus tradiciones. Y tiene también a su favor que el valor añadido del gasto, pero sobre todo de incentivar los sentimientos, se quede en nuestra tierra, entre nosotros.

Los tiempos del turismo y su futuro son muy cambiantes (sugiero leer con detenimiento aunque a veces con un diccionario a mano los artículos de Juan Antonio Martín en este periódico) y es de esperar que el consejero Fernández acierte en su labor; mimbres tiene.

P.D. (1) Elías Bendodo y su sonrisa con la vice Soraya será cartel de partido. Al tiempo. Pero me surge una pregunta: ¿Qué hacía la vice en Málaga, en la toma de posesión de un presidente de Diputación? Evidencia del hundimiento del PP. Málaga, su único refugio.

(2) José Ortiz, el flamante alcalde de Torremolinos, está en una de las tareas imprescindibles después del mandarinato de Montes: recuperar y recomponer tantos destrozos, olvidos e insolencias provocadas por el anterior alcalde, abriendo puertas al diálogo y escuchar a los vecinos. Tarea tiene por delante.