Los tipos molestos son muy molestos. Pero nunca defraudan. Te topas con un tipo molesto y a los tres segundos ya te está molestando. Hay tipos molestos que un día dejaron de serlo pero como ya no nos los hemos topado más no sabemos la naturaleza de su cambio. Otros tipos molestos merodean molestamente por donde nos movemos y nos los encontramos muy a menudo. La duda intranquilizante es si nosotros somos también molestos para ellos. Cuando dos tipos molestos se encuentran surge una molestia doble que se anula una a la otra. Se van a tomar un café que no molesta a nadie nada más que a ellos y así no molestan a los demas. Nadie se ha molestado en organizar un congreso de tipos molestos. Hay molestos sectoriales, no totales. Por ejemplo, los que lo son por hablar siempre de filatelia o garbanzos pero que resultan amenísimos si charlan sobre fútbol o acerca de la historia de Cuenca. Sin embargo, la principal característica del molesto es su monotematismo. Se es molesto por hablar siempre del Rayo Vallecano, no por ser del Rayo Vallecano, equipo que por lo demás goza de nuestras simpatías por modesto, madrileño y originalidad en el nombre. Sería muy molesto que alguien tratara de cambiarle la denominación. Es molesto ir al doctor para que te diga que tienes molestias. Eso ya lo sabes y te sientes más molesto porque no da con tu verdadero mal, que a lo mejor es una mala postura o un mal hábito. Un tipo molesto se sienta a tu lado en el avión invadiendo tu espacio, golpeándote las rodillas, echándote encima los bártulos y ocupando con alevosía el reposabrazos. Un tipo no molesto se sienta a nuestro lado sin molestar y dando educadamente los buenos días y a continuación afirma: perdone si le molesto. Pero no hay que confundirse: el educado también puede ser molesto. Hay quien te da las buenas tardes, te pregunta por la salud y luego está dos horas contándote la historia de las bujías de su automóvil azul. Y así. Y hay gente sin rasgo de educación que son sin embargo muy simpáticas o agradables. Por ejemplo, si nos topamos con una modelo de Victoria Secret y no nos da ni los buenos días no lo consideraremos una falta de educación ni una molestia y quedaremos prendados e incluso obnubilados. Eso, antes de reflexionar sobre nuestra insignificancia a ojos de ciertos seres. Es molesto que alguien te tenga por molesto, por lo cual se impone a veces cierto silencio por nuestra parte. Más vale pecar de tímido que de coñazo. No molesto más, no vaya a ser que nuestra descripción antropológica resulte molesta intentando sólo ser modesta y amena.