Debate a cuatro, igual a ecuación dudosa

El pasado día 7 de diciembre de 2015, enchufé la tele y comprendí lo que significaba la palabra soporífero. Repetir hasta la saciedad las enfermedades de nuestra España no sólo cansa y hastía, sino que además produce sopor y ganas de irse a la cama.

El famoso debate a cuatro también me hizo recordar, de mis tiempos de profesor, una palabra perfectamente adaptable a los participantes en el programa: solipsismo, del latín «ego-solus-ipse», que más o menos significa «sólo yo existo». Creencia metafísica que piensa que lo único seguro es la existencia de uno mismo y de sus ideas.

Tres mosqueteros, individualistas, guerreros disfrazados de humanismo, ególatras de sus ideas, inquisidores con todo lo que huele a Partido Popular, nos ofrecieron un debate donde la conclusión más clara es la duda ante una ecuación mal planteada:

«Si todo está mal y todos queremos que vaya bien, ¿cómo es posible que ninguno quiera apearse de su «sólo yo existo»? Apedrear es pensar que todos han pecado menos uno mismo.

Construir es pensar, discutir, dialogar y ensamblar.

Lo del lunes pasado fue todo menos un programa de futuro. Mejor es olvidar.

¡Dios nos libre de los perfectos que no cagan!

Ángel Alonso PachónTorremolinos

Cobardes

Es raro el día que pongo las noticias y no hay una muerte o agresión de las llamadas «violencia de género». Y ya me estoy cansando la verdad. En ese momento me vienen dos pensamientos a la cabeza, el primero es que hay que ser muy «tonto» para cometer semejantes actos, ¿acaso demuestran algún signo de inteligencia? El segundo: sois unos «cobardes».

Y precisamente esta carta va dirigida a vosotros, sí, a vosotros los maltratadores, porque aparte de tontos sois unos cobardes de libro. Vuestra cobardía no os hace capaces de afrontar una vida sin esa persona a la que supuestamente amáis. Cobarde por atacar a personas indefensas por no hablar ya de los niños que sufren estos ataques directa o indirectamente. Preferís pasar vuestros días en la cárcel o suicidaros (los que menos), antes que dejar marchar y vivir su vida a la persona que decide no vivir más con vosotros. ¿Tanto miedo os da que esa persona rehaga su vida con otro hombre o mujer? ¿Tanto miedo os da quedaros solos? Los valientes son los que dejan marchar, los que lloran y se reponen con el tiempo y afrontan una nueva vida; los que con el tiempo vuelven a cruzarse con la que fue su pareja y la saludan con un cariño especial. Es lo que hago yo con las personas que han sido mi pareja; y no es porque lo haga yo pero sé que es lo más humano o lo que nos define como seres inteligentes y sensibles. Señores maltratadores, piensen lo que les digo y antes de hacer algo que pueda marcar sus vidas y la de sus seres queridos sean valientes y dejen marchar. No se arrepentirán.

Javier Ocaña RuizFuengirola