La Cámara de Comercio de Málaga prepara este año diversas misiones comerciales a un total de 18 países con el objetivo de abrir o reforzar mercados a las empresas de la provincia, según los datos avanzados hace unos días en este periódico. Se espera la participación de más un centenar de empresas en las mismas, con una media de entre seis y diez firmas por misión. Las actuales limitaciones presupuestarias de este organismo (las cuotas a las empresas se eliminaron hace ya varios años y se depende en exclusiva de la disposición de fondos europeos para financiar estas acciones) impiden la organización de más viajes aunque fuentes de este organismo recuerdan en todo caso que para algunas de las misiones no siempre se llega a agotar el cupo de participantes posibles, aunque parezca extraño repasando el elenco de destinos. Y es que pese a que Málaga vive un momento dulce en el ámbito de las exportaciones exhibiendo cifras récord, nadie duda de que queda mucho por hacer para mentalizar a las pequeñas y medianas empresas e incorporarlas a estas acciones (las firmas grandes tienen potencial para hacerlas por su cuenta y no necesitan a la Cámara). Exportar no es nada sencillo pero, como se ha repetido hasta la saciedad, es un factor imprescindible para asegurar la viabilidad de las empresas en un mercado ya por completo globalizado. Y a Málaga, pese a certificar un nuevo récord de exportación en este 2015, le sigue faltando músculo exterior. La evolución de las cifras es buena pero es el sector agroalimentario y firmas tan relevantes como Dcoop, Trops o Famadesa las que concentran buena parte del volumen. «Para poder salir al exterior, nuestras empresas tienen que ganar tamaño y perder el miedo», sostienen desde la Cámara de Comercio. En un universo compuesto en un 96% de casos por micropymes que no alcanzan los diez trabajadores, la realidad es que apenas el 1,5% de las empresas de Málaga exporta de manera regular. Un índice inquietante.