El coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, hizo ayer que el Parlamento regional -entre leyes, rifirrafes, preguntas y discursos- nos hiciera ver algo evidente: el sometimiento a los vaivenes del destino pese a nuestro empeño en hacer planes. No será tan de Perogrullo cuando hay gente que no se lo ha planteado en su vida. Maíllo tiene cáncer de estómago. Ha estado tres meses tratándose. Le queda aún batalla por delante. Su actitud es un ejemplo: sonriente, esbelto, maqueado, pinturero, optimista, negándose a hacer tabú del odioso y odiado término cáncer, se plantó en la Cámara y suscitó el afecto de todos. El aplauso, la camaradería. La solidaridad. Maíllo, coherente, culto, tenaz, dialogante, no querrá, como no quiere ningún enfermo de nada, la compasión. Seguro que prefiere la alegre solidaridad, la normalidad. El que le deseen suerte y éxitos como le deseamos desde aquí. Es ya un ejemplo (como lo son los personajes públicos que explicitan su mal) para tantos y tantos enfermos que luchan. Y que afortunadamente superan la enfermedad. Para muchos, como para el que esto escribe, la experiencia más terrible vivida es ver sufrir por enfermedad a alguien que quieres. Cada lucha es un ejemplo. Cada enfermo, una admiración. Uno sabe, por acompañante, cómo son esas salas de espera, esas habitaciones, esos pasillos, las incertidumbres, las recaídas y alegrías, debilidades, estados de ánimo cambiante. Las noches. El afecto que se agradece. Uno sabe, y tanto, lo importante de vivir el día a día. Lo idiota que se vuelven algunos asuntos y afanes, envidias y maniobras cuando lo verdaderamente importante se dirime. Uno sabe de la profesionalidad, humanidad y buen hacer de los profesionales de la sanidad pública, donde se ha tratado Maíllo, que se esfuerzan día a día con denuedo pese a la falta de medios y los bajos sueldos.

No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad. No se apresure a tachar de cursi esta última frase, que es de García Márquez y no nuestra. Un respeto. La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que cada vez es más difícil encontrar a alguien que esté completamente sano, decía Aldous Huxley. Así que vamos a investigar menos, a vivir la vida y a hacerle un corte de mangas, o un Maíllo, a las intenciones del a veces torticero destino ¡Vamos!