Pablo, Jaime o Elisa podrían quedarse en verano en casa, Málaga tiene de todo y disfrutarla en verano es un lujazo -esa palabra que eleva a envidiable lo mundano- sin embargo deciden invertir su tiempo en marcharse fuera de España.

Ahora que está tan de moda hablar de los jóvenes que se van a buscar mejores oportunidades por lo mal que está todo, os presento a estos otros jóvenes que se van a ofrecer su formación a países donde todo está mucho peor.

Hay quienes piensan que, como dice Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio, es mejor no enseñarles a los que peor lo pasan, las bondades de algo mejor de forma provisional, pues tenemos mucha aversión a las pérdidas y a la larga uno se queda peor.

Sin embargo el trabajo de estos voluntarios es, mediante la educación o la asistencia inmediata, cambiar la realidad, y poco a poco transformar el mundo, y si solo se puede hacer en verano pues cuando se pueda.

Málaga es solidaria y tiene muchos héroes anónimos que deciden pasar sus vacaciones ayudando a los demás, ellos se merecen mucha más tinta que los que solo cuentan los días para trabajar lo menos posible en verano y hacen todo lo posible por enlazar días de fiesta con fines de semana sin que le cuenten vacaciones.

Mónica o David, por el contrario, buscan la manera de que sus días sin trabajar sirvan lo mejor posible en Honduras o en Filipinas. Por supuesto que aquí hay muchas cosas que arreglar pero estos ejemplos nos sirven para que nos demos cuenta de que somos unos privilegiados y de que tenemos la oportunidad de ofrecer mucho de lo que tenemos. A todos ellos, buen viaje y buena vida.