Con la llegada de la nueva temporada para todos los clubes que compiten en FAB Málaga uno se ilusiona ante todos los retos que se plantean por delante. Los meses de pretemporada son momentos para plantearse objetivos, trabajar con la mejor de las sonrisas y sentir ese gusanillo por la larga espera de salir a competir oficialmente.

Para mí esta temporada está siendo diferente. Como muchos saben en el mes de mayo decidí dar un paso al frente en mi vida, dejar atrás una bonita etapa de más de 20 años en los patios del Colegio Maristas y emprender una nueva aventura en Marbella que nadie sabía hacia dónde me llevaba, pero que me sentía con la obligación de coger sin pensar mucho y sin mirar atrás. Los primeros días fueron complicados, pero conforme iban pasando las semanas me iba dando cuenta de que estaba ante la gran oportunidad de mi vida. Nueva ciudad, nuevo club, nuevos equipos, nuevos compañeros. Todo un poco vertiginoso, pero con las pilas cargadas y unas ganas eternas de comerme el mundo.

Estos cambios no solo serían personales, sino también profesionales y deportivos. El CB Marbella me daba la oportunidad de incorporarme a su grupo de trabajo en comunicación y marketing, además de aprender a gestionar los entresijos que tiene un club deportivo. Mi vida siempre se ha movido alrededor del baloncesto y del periodismo, por lo que no podía caer en un sitio mejor después de muchos años luchando por una oportunidad que nunca llegaba. Además, después de trabajar incansablemente en la categoría júnior durante tres años impresionantes me sentía agotado mentalmente, saturado baloncestísticamente y con ganas de buscar otras cosas que me llenaran mucho más y me dieran esa estabilidad emocional que a veces necesitamos los entrenadores para divertirnos en el banquillo. Bajar a las categorías de base, a canastas minibasket, era lo que me apetecía, y en mi nueva casa tengo todo lo que necesitaba.

El CB Marbella, visto desde dentro, es mucho más grande que lo que puede parecer desde fuera. Muchos años en la rueda del baloncesto de formación y uno de los clubes históricos que cada año saca más equipos a competir. Es un logro que no está al alcance de muchos y además hacerlo con un crecimiento y una estabilidad constante. Por desgracia, otros clubes no pueden decir lo mismo y cada año les cuesta más formar equipos y saltar a la pista por distintos motivos, y para el club azulón es un orgullo poder decir que un año más tiene 17 equipos desde Baby hasta Júnior, sin contar ese proyecto Senior que tan buena pinta tiene.

Todo se hace más grande si cabe cuando se une a este ambicioso proyecto una firma como es La Cañada, uno de los centros comerciales más importantes del territorio nacional, y apoya las ideas que se llevan a cabo desde las oficinas del Serrano Lima con toda la confianza del mundo.

Esto nos hace saber que tenemos que trabajar con más fuerza todavía, porque además del Parque Comercial, que aparece en todas nuestras equipaciones y da nombre a todos los equipos, detrás hay también una serie de patrocinadores que bien merecen todo nuestro tiempo: Restaurante La Mafia, Advanced Therapies€ y una larga lista.

En este momento estoy a 10 días de volver a competir y lo haré por primera vez vestido del CB Marbella en el mismo lugar en el que lo hice por última vez con las tres violetas de mi cole. Lo que es la vida. Me hace mucha ilusión empezar en el Palacio San Miguel de Torremolinos porque allí viví una de las mejores y más bonitas experiencias que el basket ha podido darme, porque jugar un Campeonato de España FERE con el colegio en el que has pasado toda tu vida y hacerlo durante dos años consecutivos no está al alcance de muchos. Es por eso que hoy me acuerdo de todas las jugadoras que he tenido en mi vida, porque si antes me desvivía por ellas y luchaba hasta el final, ahora hago lo mismo con la máxima ilusión a 50 kilómetros de distancia.

Gracias a todas vosotras hoy sigo teniendo esos nervios por sentarme en un banquillo y gritar muy fuerte por dentro «¡1,2,3 Beato!», el grito que me acompañará por muchos años que pasen.