Regular, ¿verdad? No puede estar bien sabiendo que uno de sus hijos, una bebé de tres meses, muere por falta de cuidados de sus padres y por algún golpe en una ciudad tan aparentemente vivible y soleada como Málaga. La noticia ha sido brutal. Pero destilar odio contra los mismos padres que la llevaron en un autobús de línea al Materno, al parecer ya cadáver, ni soluciona lo ocurrido ni (lo más importante) previene para que no vuelva a ocurrir. No dejo de pensar en la imagen de ese bebé muerto en los brazos de su padre, de parada en parada de autobús, hasta llegar a las proximidades del hospital. Una imagen de otro mundo que yo creía que no era éste, tan triste y tan de gente pobre que ni llega a desgarradora.

Bebé muerta

Sería fácil ponerle música a esa pequeña y terrible historia, casi sin tiempo a haber sido historia, con la voz también fallecida esta semana de Leonard Cohen, pero hay poca poesía en el abandono vital. Hacía meses que los dos jóvenes y su bebé vivían en esa casa de alquiler, en ese no conseguido hogar del todo desaliñado y sucio, como lo ha visto la policía, en el que la infelicidad habitaba hasta la atrocidad de llevarse la vida por vivir de un bebé malnutrido de no futuro y con un golpe mortal, según los primeros resultados de la autopsia. Qué fácil que te traigan a este mundo (hola, mundo€) y qué difícil quedarse. Pero no me queda sitio para el odio sino sólo para una profunda pena y el horror de pensar cómo han sido y serán los días de esa joven pareja ahora detenida. En la pequeña no puedo ni pensar, mundo€

Toby Little

Aunque quizá, si le hubiera dado tiempo a crecer, a esa cría se le hubiera ocurrido alguna de esas cosas que sólo se les ocurre a los niños y que te dejan boquiabierto y con los ojos llenos de esperanza para resistir esto de estar vivo siendo adulto. Una ocurrencia, por ejemplo, como la de ese niño de ocho años, Toby Little, que empezó a escribir cartas a gente de otros países lejanos al suyo para saber cómo se vivía en ellos. Empezó con seis añitos, envió algo más de mil cartas y recibió como respuesta 451. El chaval anda de gira con el libro donde las tiene recopiladas. Se titula como esta página de sábado. Le acompaña su madre a las televisiones, pero no para forrarse con el hijo (los beneficios son para fines sociales), sino para que Toby conozca algunos de esos países y pueda responder al entrevistador cosas como ésta: «El mundo es un sitio increíble y se pueden hacer algunas cosas maravillosas en él, pero hay que cuidarlo mucho». Con deliciosa naturalidad, en el programa de Buenafuente, Toby se ofreció a escribirle una carta al que será nuevo presidente de EEUU. «¿Qué le gusta comer»?, fue una de las cosas que le preguntó€

De Obama a Trump

No comprendo del todo las manifestaciones contra Trump. Quizá habrían sido más efectivas cuando soltó algunas de sus barbaridades durante la campaña o cuando tachó a Hillary de nasty (asquerosa, repugnante) en uno de los debates electorales, no sé€ Pero habiendo ganado claramente las elecciones según el método establecido en EEUU para todos los candidatos, como ha escenificado con la cortesía justa y necesaria Obama en el traspaso de poderes, no entiendo por qué no se acepta el resultado, por mucho que duela y sorprenda, sobre todo a quienes no vieron o no quisieron ver lo mal que se estaban haciendo las cosas para frenar a un personaje como ése. Comprendería y más que probablemente aplaudiría una manifestación contra alguna medida que hubiese tomado Trump, pero aún no le ha dado tiempo a tomar ninguna ni le dará hasta que tome posesión el 20 de enero. Mundo, cómo estás€

¡Oye, INEM!

Siempre hay cosas que arreglar, está claro. Pero algunas rozan la tragicomedia. Como la denunciada por el responsable de la patronal, Juan Rosell, sobre la pésima gestión que hacen en el INEM con las demandas de empleo. Al principio pensé que había sido otra de sus «lindezas» convertida en uno de esos provocadores titulares fugaces, pero hay un dato que resulta del todo intolerable: «Los servicios públicos de empleo sólo logran colocar al 1,7% de los desempleados». ¿Cómo nos hemos acostumbrado a esto? De pronto, he reconocido que yo mismo jamás he pensado cuando he ido a la oficina de empleo que me iban a conseguir uno. Ahora recuerdo qué sensación tuve cuando abrieron la primera oficina de empleo privada. No entendía nada. De la misma manera que ahora veo florecer las clínicas privadas. Cuando algo público no funciona se aprovecha de ello el mercado. Es legítimo. Pero altamente preocupante cuando ese algo es un servicio público esencial para la convivencia. Cómo no alarmarse, una y otra vez, con la misma pregunta: «Oye mundo ¿cómo estás?€».

Porque hoy es sábado.