En cualquier empresa uno de los objetivos es realizar las mismas tareas con el menor coste posible, esto básicamente es aumentar la eficiencia. Además está bien visto y es una recompensa importante conseguirlo, es decir, si un gerente en una empresa consigue reducir los costes y gastar menos dinero, es más que probable que los accionistas le feliciten. Y no digamos si esa reducción en lugar de realizarla el gerente a petición de los accionistas, la realiza motu proprio. Ahora veamos este escenario en el sector público; si por ejemplo un político es alcalde de su pueblo de 5.000 habitantes es posible que maneje un presupuesto muy inferior al de un alcalde de una gran ciudad. En este escenario los méritos de un político, en la mayoría de los casos, se valoran por lo cuantioso del presupuesto que maneja. Por tanto cuanto más dinero tiene para gastar mejor, gastar más es bueno. Por tanto, las recompensas para la mayoría de los políticos se basan en gastar más o estar en los sitios en los que más se gastan. De esta idea subyace aquello de me tengo que gastar el presupuesto este año como sea que si no no podremos pedir lo mismo el año que viene, es decir, gastar menos es malo. Se imaginan a un político en un mitin diciendo: «Cuando yo gobierne voy a gastar un veinte por ciento menos», no ¿verdad? No estamos preparados pero somos ingenuos porque en realidad somos los accionistas y si se gasta menos, o mejor dicho, se gasta mejor, acabaremos pagando menos de nuestro bolsillo. Yo aplaudiría a un partido político que dijera que va a conseguir mantener las cosas funcionando pero con menos dinero, pero no sé si lo llegaremos a oír porque eso significaría menos poder para el propio que lo dice. De hecho, si tiran de hemeroteca, los últimos presupuestos de la Diputación se defendían desde su oficina de comunicación como «las inversiones se sitúan en 49 millones de euros, lo que supone un incremento del 7% respecto a 2016 y del 70% en relación a las de 2012». Siempre cuanto más mejor, y siempre escudado en el dinamismo y en otros difusos indicadores.