'Mi nombre es Belén', por Belén Camino

Tengo 35 años, dos hijos, estoy divorciada y me busco la vida como puedo. Desde que era una niña he pasado por todas las circunstancias ingratas que puede pasar una persona. ¿Mi profesión? Lo único que sé es que tengo que sobrevivir y cuando tengo que comprarme unas alpargatas, nadie me las compra sino yo. Por tanto, los prejuicios y el asco, a veces, conviven conmigo. Al cielo sé que no voy a ir, porque está hecho para las que van a misa cada semana y comulgan en las fiestas de guardar. No fumo tabaco ni otras hierbas porque padezco asma, si no probablemente estaría metida en ese infierno. Pero, sí puedo decir con dignidad y orgullo que colaboro con la Asociación ¿Yo? ¡Producto Andaluz!, al menos tres días por semana haciendo 300 bocadillos solidarios para que 150 personas, que tienen aún menos que yo, tengan su merienda-cena varios días a la semana. Cuando hago los bocadillos los elaboro con amor, porque conozco a quienes los reciben. Pero lo que más admiro es que estos bocadillos que tanta hambre están quitando en Torremolinos no los paga ni el alcalde, ni el presidente de la Diputación, ni la presidenta de la Junta de Andalucía, ni la Iglesia a costa de estos. Los paga un señor jubilado que gran parte de su paga la destina a la solidaridad. Y como él dice, «la caridad que la hagan otros». Nosotros en ¿Yo? ¡Producto Andaluz! y en el Liceo Cultural Blas Infante hacemos solidaridad y cuando entregamos la bolsa con la comida no le preguntamos a nadie si es católico o ateo. Yo haciendo esto sin cobrar absolutamente nada. ¿Quién me va a pagar? Me siento feliz, porque el día de mañana y hoy mismo, mis hijos, mis hermanos y mi madre están muy orgullosos de Belén, aunque mi vida haya sido un infierno y haya tenido que vender hasta mi alma a gente que todo lo quiere comprar con dinero. Santa Teresa no es mejor persona que yo cuando reparto gratuitamente bocadillos para que la gente de ‘mal vivir’ al menos viva.