Somos pobres con lujos

Normalmente cuando estudiamos la historia, esta nos da miles de razones para sentirnos orgullosos de nuestro progreso como sociedad y como seres humanos. Hemos conseguido curar y controlar muchas de las enfermedades que en el pasado mataban a nuestros ancestros, también logramos desarrollar cultivos más fuertes y herramientas para protegernos de las pestes y el clima. Sin embargo, en nuestro camino hacia el progreso nos hemos ido dejando cosas que ahora nos faltan y hemos adquirido otras que carecen de importancia. Por ejemplo, cualquier persona del siglo XVIII se sorprendería al vernos comer alimentos como uvas, pasas, fresas, naranjas, harina blanca, té o condimentar la carne que podemos comer diariamente con nuez moscada, este tipo de alimentación solo la podían tener las clases altas. Pero a pesar de que podemos alimentarnos mejor que los antiguos nobles, carecemos de la seguridad de poder adquirir una vivienda debido a los elevados precios de las mismas, el humo que respiramos está tan contaminado que nos mata poco a poco y hoy en día ni siquiera un trabajo te garantiza salir de la pobreza. Vivimos rodeados de lujos, y encadenados a trabajos con los que apenas pagamos unos lujos que no necesitamos.

Cristina Castro. Málaga