Cuando se habla de una trama solemos pensar en una conjura pero en realidad una trama es un tejido, una urdimbre de hilos, a veces sin autor. Por ejemplo, en estos momentos vivimos la formación de un entramado histórico del que saldrá una nueva posición de la mujer, y correlativamente del hombre, en la sociedad y la familia. Ese es el tejido que hoy se teje, con su textura, su texto y su contexto, y nada de lo que ocurre queda fuera de él. La última película de Paul Thomas Anderson (El hilo invisible) transcurre en el mundo de la moda y los grandes modistos, y narra una pasión amorosa mórbida y bella, pero en el fondo habla de la subversión de la posición dominante entre hombre y mujer, y es la ambición de esa clave simbólica la que la convierte en grande, al implicarse su creador (la escribe y la dirige) en el entramado de la mayor transformación sufrida por la sociedad en milenios.