La sonrisa llena de chispas de la actriz malagueña Belén Cuesta, el abrazo lleno de verdad de Antonio Banderas a su hermano sobre las tablas del Teatro Cervantes; los ojos llenos de sueños -y los sueños llenos de ojos- de quienes se arremolinan a la entrada de sus estrellas. Los ojos tan abiertos, de par en par, que cabe en ellos la alfombra roja fotografiada en blanco y negro por Chus Alonso. Esas imágenes, que discurren por todo lo largo de la malagueña calle Larios, disparaban anteayer el pistoletazo de salida, celebrando el feliz artificio del cine que se convierte en protagonista de sus propias películas en Málaga. Un año más. Y ya van 21.

El ventilador asesino

Pero la realidad no quiere ser butaca sino tabla de escenario, fotograma, frame digital, quiere ser más cine que realidad. Una presidenta, por ejemplo, que no hizo un máster, le espeta a quienes pretenden disputarle la presidencia de Madrid que ellos tampoco hicieron lo que dijeron que habían hecho o que fueron expedientados por hacer lo que no debieron. Ya dan igual los nombres propios. Son PP, PSOE, Podemos lanzándose el ventilador puesto a la máxima velocidad, salpique a quien salpique, caiga quien caiga; y es Ciudadanos esperando al que sobreviva de los dos primeros para saber con quién aliarse para ganar lo que esos dos perdieron.

Torrent, el brazo indepe de la ley

Y es un president llamado Torrent pidiendo querella contra un juez del Supremo en el parlament. O sea, el personaje vestido de bombero en esta película catalana se lía a manguerazos de gasolina, como en Fahrenheit 451, porque el juez no ha permitido la investidura de alguien que está en prisión preventiva -guste más o menos, a mí me gusta menos- acusado de graves delitos contra el estado y la democracia. Javier Cercas, en un artículo publicado en El País, recordaba esta semana el estudio sobre la calidad de la democracia encargado por The Economist y publicado este año. Según ese estudio hoy habría apenas 19 «full democracies» en todo el mundo y entre ellas no se encuentran ni Italia ni Japón ni Francia, ni siquiera EEUU. España sí, ocupando el número 19. Quizá por eso definía el separatismo catalán como «un cóctel hecho de victimismo histórico, egoísmo económico y narcisismo supremacista, aliñado con gotas de xenofobia». O quizá por eso Boadella, president de Tabarnia, dice que: «Dios es Catalunya».

Al filo de la noticia

Y también es una homicida confesa de un crío de ocho años enviando una carta manuscrita desde la cárcel a una líder de audiencia. Y la carta se lee por la tele y luego se cuenta en los informativos porque antes se había leído por la tele. Y de ahí al mundo mundial, o sea, a las redes. A pesar de que la carta no aporta noticia alguna, sólo se convierte en ella porque la homicida sabe que lo va a ser. Y a pesar de que en la carta la homicida se disculpa con los padres del crío que ha matado, en especial se disculpa del padre a quien monstruosamente engañó siendo su pareja, y así se le regala su minuto de gloria a quien mandó a la gloria a un niño para siempre. Todo por la audiencia.

El derecho de nacer

O es esa historia de folletín costumbrista, más película que una película, en la que al niño de la criada soltera le decían los vecinos una y otra vez cuando veían al señorito: «Ése que va por ahí es tu padre». Bastardo de un señorito sevillano, decía el titular de El Mundo. El niño tiene hoy 63 años y ha ocupado parte de sus días persiguiendo los restos paternos para litigar con ese ADN hasta que el Supremo le dé la razón. Pero la película entera está en la foto en blanco y negro, otra foto, otra imagen, otro fotograma, otro frame, en la que se ve al niño siendo un niño y a su madre, una muchacha triste como su hijo en el retrato, pero hermosa. Podría ser el afiche moderno de El derecho de nacer, aquella película de la que tanto me hablaba mi madre a mí, protagonizada por Jorge Mistral y dirigida por Zacarías Gómez Urquiza en 1952: «Una joven queda encinta de un hombre casado y cuando su padre quiere matar al bebé, una criada escapa con él y lo cría», decía la sinopsis en los periódicos sólo de papel de entonces.

La aventura del Poseidón

Todo en estos días es de película. Hoy atraca un buque llamado The World, porque le cabe el mundo dentro, pero de luxe. La particularidad que tiene este buque es que todos sus pasajeros son millonarios, y son además los propietarios de las cabinas del barco -verdaderos apartamentos de lujo flotantes-. Y allí viven. El área de Turismo del Ayuntamiento aprovechará para contarles las bondades de nuestra ciudad para que la visiten -y gasten- de vez en cuando y le hablen bien de ella a otras personas acaudaladas.

Hellboy y El fauno

Pero el peliculón es ver al premio Málaga del 21 Festival, Guillermo del Toro, con sus tres Oscars recién conseguidos por La Forma del agua en el abrigo, pasearse por Málaga junto a Ron Perlman a la caza del espeto feroz... Porque hoy es sábado.