Sin la mujer jamás la Semana Santa hubiese sido igual. Han estado desempeñando labores importantes y de gran responsabilidad en las cofradías como camareras, bordadoras o diseñadoras, pero también en juntas de gobierno aportando brillantes ideas y novedosas soluciones. A pesar de esto la mujer siempre ha estado un tanto a la sombra. Pocos lugares tenía en un cortejo procesional que básicamente eran dos: nazareno o mantilla. En las dos últimas décadas las féminas han dado un paso de gigante. Ya en los años ochenta del siglo XX muchas mujeres se convirtieron en portadoras, sobre todo en los pueblos ante la falta de hombres de trono.

En los pueblos, sobre todo en los más pequeños, hay hermandades compuestas en exclusiva por mujeres, como es el caso de la Hermandad de la Virgen de los Dolores, de Coín, que se fundó en 1991 con solo 24 hermanas y que ahora tiene más de 500. Noelia Peña, su hermana mayor destaca que «Su Majestad, la Reina Doña Sofía, es Camarera de Honor de la Cofradía de la Virgen de los Dolores. Y recientemente, la cantante Diana Navarro, ha sido nombrada Hermana Honoraria de la cofradía».

En la Sierra de las Nieves también hay hermandades de mujeres en torno a una Dolorosa. Alozaina y Casarabonela, al igual que Coín, cuentan con una hermandad femenina.

En Alozaina son hermanas de la Virgen de los Dolores prácticamente todas las mujeres y niñas del municipio, que acompañan el Viernes de Dolores a su titular con cirios y salves en el día de su onomástica, recorriendo las más estrechas y sinuosas calles en un ambiente casi festivo. El Viernes Santo esta misma imagen saldrá bajo la advocación de «Soledad», después de la procesión del Santo Entierro. El júbilo anterior se torna en luto. Todas vestidas de negro u oscuro, al igual que la Virgen, van buscando consuelo entre el silencio de la madrugada. «Para nosotras es una procesión muy íntima, llena de sentimientos y de unión entre nosotras y nuestra Virgen», explica su hermana mayor, Agustina Martín. Una hermana de esta cofradía fue la pregonera de la Semana Santa de Alozaina.

Casarabonela

Primero son hermanas de la Inmaculada para después, una vez casadas, pasar a la Hermandad de Servitas en Casarabonela. «Nos acompañan en nuestra salida procesional los hermanos del Santísimo, los cuáles también son los portadores de nuestro trono. Salen desde la Guerra Civil. Acordaron un año en honor a los hermanos fallecidos de acompañar la Virgen de la Soledad o Servitas en su recorrido con un cirio encendido y rezando el Santo Rosario», cuenta la hermana mayor, María Vicario.

El Burgo o Alpandeire son dos de los pueblos dónde la mujer también protagoniza junto a su Virgen una procesión de silencio y luto.

La hermandad de mujeres de Frigiliana tiñe sus blancas calles de luto y luz de vela pasada la media noche del Viernes Santo. Las hermanas ataviadas de un riguroso negro llevan un brazalete en el brazo, dependiendo de la fila, con la imagen estampada de la Virgen de la Soledad. En esta procesión suenan canciones de corte mariano, entre las que destaca por su antigüedad la que hace referencia a la de los «Siete Dolores».

En la provincia hay otras procesiones o actos que desde tiempos inmemoriales separan o han separado a hombres de mujeres. Así en pleno corazón de las Sierra de las Nieves, en Yunquera, el Viernes Santo al amanecer son los hombres los que van a buscar al Cristo de la Cruz del Pobre a su ermita para trasladarlo en un Vía Crucis hasta la parroquia. Pasado el mediodía son las mujeres las que se encargarán de llevarlo de nuevo a la ermita entre salves y rezos. Otro curioso momento de la Semana Santa lo protagoniza Benadalid, quienes hombres y mujeres ocupan durante el Jueves Santo la iglesia a distintas horas para rezar en el Monumento, mientras las mujeres lo hacen durante el día los hombres se reservan la noche.

La mujer fue y es cada día una pieza fundamental en la Semana Santa conquistando un lugar más, tanto en la organización como con su presencia cada vez más patente en los cortejos. Ha entrado a formar parte en aquellas procesiones antiguas donde sólo acudían hombres, como la llamada La Penitencia, en Alozaina, o en la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en Casarabonela, quien cuenta con una hermana mayor.

@josemisepul