Poco a poco se van conociendo más datos respecto al obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, quien presentó su dimisión por haber abusado de un menor de su entorno. Ayer, The New York Times y The International Herald Tribune desvelaban más pormenores del caso: la víctima fue su sobrino, que sufrió los abusos de su tío desde los 10 a los 18 años. Vangheluwe sólo dimitió tras la presión de su víctima y la familia, que amenazaron con destapar el caso.

Hace dos meses, Vangheluwe justificó su renuncia: «La víctima aún sigue marcada. Durante los últimos decenios he reconocido varias veces mi culpa ante él y ante su familia, y he pedido perdón. Pero esto no lo ha tranquilizado. Y yo tampoco lo estoy». Sin embargo, según The Herald Tribune, parece que no fueron los remordimientos lo que llevó al obispo a renunciar. Su víctima –un escultor y pintor que actualmente tiene 42 años– dijo «basta» cuando una niña de la familia que acababa de confirmarse recibió una postal de felicitación del obispo pederasta, en la que le hablaba de lo sagrada que era la infancia.

Tras obtener escasas respuestas del obispo y su antiguo superior, el escultor y su familia enviaron correos electrónicos a todos los obispos belgas amenazando con denunciar los abusos. Un día después, el sobrino presentó una queja formal. El entonces responsable de la comisión interna de la Iglesia belga para casos de abusos, Peter Adriaenssens, telefoneó al obispo, que reconoció su culpa. La comisión presidida por Adriaenssens coincidió: el prelado tenía que dimitir.

Lidiar con el dolor

«Intenté en vano desconectar mi cerebro. No sé si puedo lidiar con ello, lidiar con tanto dolor», dice el sobrino en el artículo. Según la víctima, tras los abusos intentó denunciar lo que había hecho su tío. «Estoy asustado y la Iglesia tiene mucho poder», dice el escultor cuando se le pregunta por qué se mantiene en el anonimato.

De hecho, un sacerdote belga que conoció el caso llegó a ser amenazado por ello. Según ha declarado el padre Devillé, en 1996 se reunió con el entonces cardenal de Bélgica, Godfried Danneels, para denunciar el caso. Unos días después Danneels le envió una misiva: «Deje de hacer acusaciones públicas infundadas contra la Iglesia si no tiene pruebas».