­El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, advertía en un comunicado días antes del comienzo de la Semana de la Moda neoyorquina de las temperaturas bajo mínimos que se esperaban para el primer fin de semana del evento. «Se pide a las personas que solo salgan a la calle si es necesario». Señor gobernador, como usted comprenderá, celebrities, comunicadores y fashion bloggers no se iban a perder este evento por temperaturas de 15 grados bajo cero y nevadas en una edición tan trascendental como ésta.

Y es que la ya clausurada Semana de la Moda de Nueva York afrontaba una cita muy diferente y especial a las anteriores, donde además del frío, el Lincoln Center también se convertía en protagonista. Los vecinos colindantes al edificio ganaron la batalla, consiguiendo que esta fuese la última edición en la que las carpas ocupasen este centro. Son muchos los diseñadores que llevan ya varios años optando por convocar a sus invitados en otros lugares, mucho más modernos y con más posibilidades que el Lincoln Center.

Pero para qué nos vamos a engañar. Es inevitable que esta semana de la moda estuviese marcada por el regreso de la firma de Óscar de la Renta tras el fallecimiento de su creador, que corría a cargo de Peter Copping, proveniente de Nina Ricci. Una colección que hizo acto de presencia en esta edición de la semana de la moda en la penúltima jornada, sin dejar indiferente a nadie. Los trajes de noche fueron los grandes protagonistas, sobre todo el que lució la modelo Kendal Jenner. Un vestido palabra de honor en tonos negros y púrpuras con bordado de flores que se convertía en la imagen icónica de este desfile. A pesar de respetar la línea conservadora del ya fallecido Óscar de la Renta, Copping introdujo algunos aspectos más frescos, donde las transparencias y los brillos jugaban un papel muy importante, dejando su toque personal en la nueva era de De la Renta.

900 millones en ingresos. El jueves 12 de febrero fue el día elegido para dar el pistoletazo de salida a una de las semanas de la moda más importantes del panorama mundial. Según la CNBC, la Semana de la Moda de Nueva York deja cada año 900 millones de dólares, de los cuales 532 son en gasto turístico.

Es cierto que la gran manzana siempre recibe con frío las tendencias que se llevarán durante el próximo otoño-invierno, pero quizás esta edición se ha visto marcada por unas temperaturas excesivamente gélidas que afectarán levemente a esas cifras, a pesar de que nadie ha querido perderse el evento, ni si quiera la recién mamá Blake Lively, que acudió a dos de los desfiles con indumentarias más que primaverales.

Una de las firmas españolas, Desigual, con su siempre personal colección, llena de una peculiar mezcla de colores y texturas, llegó a Nueva York el primer día, con la gran Adriana Lima en su front row. No fue hasta el domingo 15 cuando volvimos a ver aires españoles sobre la pasarela neoyorquina, con Custo Barcelona y su colección número 38, convirtiéndose así en uno de nuestros diseñadores más veteranos en la semana de la moda de Nueva York. Siempre sorprende, y esta vez no fue menos. Estilismos refinados, adaptando las prendas a las necesidades del hombre y la mujer en sus quehaceres, homenajeando a su eterno tartan.

Carolina Herrera es sinónimo de elegancia. La sala principal de desfiles del Lincoln Center acogió a la venezolana en el día festivo de esta semana de la moda el pasado lunes 16 de febrero. «Herrealive». Así denominó Herrera a una colección en la que los vestidos fueron los protagonistas, vaporosos, con volantes, donde el gris, el azul eléctrico y el rojo en segundo plano, llenaron de color los diseños.

El miércoles 18 fue el último día en el que España estuvo presente en la Semana de la Moda de Nueva York. Delpozo y Pedro del Hierro coincidieron en la penúltima jornada de la cita. Ha sido la cuarta colección que Pedro del Hierro Madrid y su diseñadora, Carmen March, han presentado en la gran manzana, volviendo al «destape» de la Transición Española.

Por su parte, Delpozo, con Josep Front al frente como director creativo, llenó la pasarela con árboles blancos sin hojas donde los colores inundaban los diseños de las modelos o los tonos pasteles que cedían todo el protagonismo a las líneas de cada prenda.

Bendito streetstyle. ¿Pero qué es una semana de la moda sin su preciado streetstyle? Ese que se ha convertido en una fashion week paralela a la que se celebra en el Lincoln Center, donde, sobre todo las fashion bloggers, lucen combinaciones imposibles, con alguna pincelada de cordura, en una edición en la que el frío a ellas no las ha dejado heladas precisamente. Los abrigos de piel se convirtieron en los grandes protagonistas, donde una original Aimee Song, con rombos de diferentes tonalidades de rosa, rompía con los sencillos atuendos que lucían otras invitadas. Los maxi abrigos fueron la segunda opción que algunas eligieron para combatir las temperaturas bajo cero que azotaban Manhattan. Una atrevida Kristina Bazan lució piernas en una de sus apariciones, haciendo uso del tendencioso poncho.

Celebrities en el front row. No solo las bloggers de moda acaparan los flashes de todo editorial de moda que se precie. Las celebrities de medio mundo no se pierden por nada del mundo esta cita con las nuevas tendencias de la próxima temporada. Y tampoco temen al frío. Kate Hudson acudió al desfile de Michael Kors con una falda de tubo y un top amarillo. Allison Williams tampoco temió a las supersticiones (ni al frío) y optó por un conjunto de falda y top con flores en color amarillo sobre fondo negro. Clásicos como Rihanna, Beyoncé, Rachel Zoe y Sarah-Jessica Parker también acudieron a diferentes desfiles, pero más adaptadas al gélido frío neoyorquino.

En septiembre veremos por fin dónde tiene su sede la próxima semana de la moda neoyorquina, que nos deleitará con las próximas novedades para la primera verano de 2016 . Y ya saben, si no pueden vivir sin moda, siempre les quedará Londres.