Ganar hoy para sufrir un poquito menos mañana. Ésa es la frase que debe llevar tatuada en el subconsciente cada integrante del Unicaja a partir de las 20.00 horas, cuando salte al imponente O2 Arena de Berlín para medirse al Alba alemán. Todos, desde su entrenador hasta el último jugador en la rotación deben tener meridianamente claro que la victoria esta noche alegrará el presente y allanará el futuro. Así que ni excusas ni largos viajes ni trabajo hecho.

La Fase Regular de la Euroliga aún no ha acabado, restan dos jornadas y sería una soberana estupidez manchar el impecable trabajo hecho hasta ahora -con la salvedad de la mancha en Siena- con desgana, desinterés y mirando hacia otro lado. La victoria en la capital alemana equivale a ser segundo de grupo -a falta de jugar con el Chalon en Málaga- y la derrota podría llevar al Unicaja al tercer puesto -si el Montepaschi gana en Francia-. Y esa coyuntura haría que el equipo tuviese que pasar al Top 16 con Maccabi o Siena -rivales muy peligrosos con viajes complicados y largos-. Si el Unicaja vence en Berlín sabe que, salvo catástrofe, regresará a Alemania en el Top 16. Rival de menor pedigrí que israelíes o italianos y a un vuelo directo Málaga-Berlín de distancia, como tanto desea y ansía Repesa.

Con las cartas puestas sobre la mesa y la exigencia, como debe ser, en el máximo nivel, el Unicaja debe competir hoy y salir a ganar. No como hizo en Siena. Luego, el partido y el rival pondrán a cada uno en su sitio. Porque el Alba no es manco. Para ellos ya es un éxito estar en el Top 16. Juegan con una invitación de la Euroliga y acceder a la segunda fase es un premio. La debilidad del grupo les permite codearse con los 16 mejores a partir de finales de este mes. Pero quieren despedirse de su afición en la Fase Regular con un gran éxito.

Como ya vimos en Málaga en la primera vuelta, es un equipo ordenado, consciente de sus debilidades y con virtudes que te pueden meter en un gran lío. Así que no vale dudar. El Unicaja debe ser hoy protagonista y acceder a la siguiente fase como los grandes.

Repesa tiene a toda su artillería. Desde Williams, salvador en la ida, hasta Vidal, el último en subirse al carro y que tiene la moral por las nubes. No es un partido éste para probar ni ensayar, sino para asegurar y vencer. El premio, acceder al Top 16 con un compañero de viaje como el Alba, un perro ladrador pero menos mordedor que Maccabi y Siena.