Lo podíamos escuchar en la boca de bastantes integrantes de la plantilla del Unicaja nada más terminar el encuentro de anoche en el Martín Carpena frente al Laboral Kutxa y que cerraba este Top 16 y desgraciadamente también este curso europeo para el equipo malagueño. La sensación que dejaba este paso por la Euroliga era la de un sabor agridulce, agrio por los resultados, que es una evidencia que no han sido buenos y que dejó al equipo fuera de la lucha por los cuatro primeros puestos del grupo demasiado pronto. Pero también dulce por cómo se ha terminado, con dos victorias con mucha autoridad frente al Nizhny y al Baskonia, y por cómo ha competido el conjunto verde en prácticamente todos los partidos, independientemente de la calidad del contrario, de las bajas con las que se ha ido a muchos encuentros y de la pista en la que se ha jugado.

Si una cosa ha quedado clara en este Top 16, es que el Unicaja es superior y ha demostrado ser mejor equipo que Nizhny, Milán, Laboral Kutxa, o incluso Efes que ha sido el que finalmente ha completado el cuarteto de cuartofinalistas del grupo F. Sin embargo en muchas ocasiones eso no es suficiente, hace falta algo más, saber cerrar los partidos cuando los tienes dominados, jugar mejor determinadas situaciones de finales apretados, tener algo más de fortuna, que la moneda no caiga siempre del mismo lado, poder contar con todos o casi todos tus efectivos en encuentros en los que te juegas la vida, etc. Muchos factores que cuando se juntan en tu contra, te condenan y arrastran a una situación en la clasificación que no se corresponde con lo mostrado por el equipo la mayor parte del tiempo.

Decía Joan Plaza al termino del partido de ayer noche, en la misma pista cuando se retiraba para los vestuarios, que al final de una fase más o menos larga como este Top 16, el puesto que finalmente ocupas es el que realmente te mereces, y que aunque ellos, al igual que todos nosotros, los aficionados del Unicaja, nos quedamos con esa sensación de que se podía haber estado más arriba, por el juego y por la dinámica positiva del equipo, sin duda que otras circunstancias, muchas de las cuales deben servir de experiencia de cara al futuro, habían hecho que no se pudiera avanzar a cuartos y que se cerrara la máxima competición europea en esta temporada 14/15.

El encuentro de ayer sirvió por una parte, como he comentado anteriormente, de despedida para esta temporada en la Euroliga, pero también principalmente para dar rienda suelta a un deseo compartido por el equipo, el club y todos los seguidores del Unicaja, que este adiós sea un hasta luego y que el año que viene podamos seguir disfrutando un año más, y ya van unos cuantos, de esta maravillosa competición. Desde luego lo que demostró sobre el parqué del coso malagueño el conjunto costasoleño fue una declaración de intenciones en toda regla y un aviso para navegantes a cualquiera que a partir de ahora venga a Málaga.

Desde este preciso momento toca centrarse por completo y concentrar toda la energía y las fuerzas en la Liga Endesa, donde hay un reto muy bonito y atractivo por delante y donde estamos, por pleno derecho, en una situación privilegiada.