Las tortas de Algarrobo cruzarán los Pirineos
La empresa del delicioso manjar axárquico, con cinco generaciones de experiencia a sus espaldas, iniciará este año su expansión internacional
«Somos la quinta generación de panaderos o empresarios que trabaja en la elaboración artesanal de la torta de Algarrobo, pero hoy en día, por la alta demanda que tenemos en el mercado, es cuanto nos hemos planteado de manera firme empezar a ser exportadores». Lo explica Marcos Gil, gerente de Tortas de Algarrobo Carmen Lupiáñez, empresa que esta misma semana se ha sumado a la marca Sabor a Málaga.
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La plantilla de esta firma vinculada al sector tecnoalimentario de la Axarquía se eleva a unas 15 personas, en su mayoría mujeres nacidas en Algarrobo y conocedoras de los secretos del producto, aunque dicha cifra sube en determinadas fechas por necesidades de producción. Hasta medio centenar de personas más, en el ámbito de la distribución, comercialización o abastecimiento, también dependen indirectamente de esta empresa, como señala el propio Gil.
La enorme pujanza del sector tecnoalimentario en la Costa del Sol más oriental, con productos de origen agrícola como los subtropicales que figuran a la cabeza de las exportaciones en la provincia, ha animado a otros pequeños empresarios a tomar el camino hacia los Pirineos. De hecho, Tortas de Algarrobo Carmen Lupiáñez ya tiene bastante adelantada la posibilidad de establecer una extensa red de comercializadores de carácter específico o gourmet en países como Alemania, Francia, Inglaterra o Italia.
Número de unidades diarias
El proceso artesanal de esta factoría algarrobeña le confiere unas características «únicas», frente a otro tipo de tortas que existen en el mercado. Entre sus ingredientes se encuentran materias primas 100% malagueñas, como el aceite virgen extra de la variedad hojiblanca, «muy afrutado», que se adquiere en Antequera, almendras de primera calidad cosechadas en el Valle del Guadalhorce o anís verde (matalahúva), cosechado a las faldas de la Serranía de Ronda.
La receta empleada por los jóvenes empresarios que están hoy en día al frente del negocio que heredaron de sus abuelos y de los padres de sus abuelos se remonta «a la época árabe», como manifiesta Marcos Gil. De hecho, también incorpora esta torta, además de azúcar y harina, la canela. En la actualidad ya es posible consumirla fuera de Málaga, en Madrid, Valencia, Sevilla o Huelva.
«Esta torta tiene una enorme aceptación por la ausencia de aditivos. Nos consta que desde Vélez Málaga ha llegado incluso a la Casa Real, a través de trabajadores de la misma; y, como llegamos a producir más de 80.000 tortas al día, es difícil saber hasta dónde se llevan los clientes nuestras unidades», relata el gerente.
Hasta las redes sociales, a través de deportistas profesionales como el ciclista marbellí Luis Ángel Maté (Cofidis), han permitido conocer que estas tortas sirven para compensar de la manera más «sana» el desgaste de horas de esfuerzo.
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