Agricultura

El cultivo de la uva moscatel añade la grave sequía a su falta de relevo generacional

Los sindicatos agrícolas recuerdan que antes de la pandemia, y nada más obtenerse la declaración de Sipam para la uva pasa, el sector ya había perdido en una década casi el 70% de su facturación anual 

Las fincas dedicadas al cultivo de la uva en comarcas como la Axarquía están condicionadas por la difícil orografía del terreno.

Las fincas dedicadas al cultivo de la uva en comarcas como la Axarquía están condicionadas por la difícil orografía del terreno. / F. E.

Fran Extremera

Fran Extremera

Seis años han transcurrido ya desde la declaración internacional de la uva pasa como Sistema Ingenioso del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Dicho paso fue proclamado en su día como fundamental para garantizar la supervivencia en la provincia de las fincas dedicadas a la vid. Sin embargo, la sequía actual ha agravado otros condicionantes como la falta de relevo generacional, como destacan los portavoces agrícolas en Málaga.

A pesar de que la lluvias acumuladas en gran parte de la Axarquía durante este pasado mes de marzo han aliviado la situación del embalse de la Viñuela, aún los terrenos mantienen un déficit hídrico de tres años deficitarios que merman hasta el extremo la productividad de viñedos y otros cultivos de secano.

Los sindicatos agrícolas en la provincia inciden en que antes de la pandemia, y nada más obtenerse la citada protección internacional para este tipo de cultivo, el sector ya había perdido en Málaga, en el plazo de una década, casi el 70% de su facturación anual. En este sentido, la uva pasa cayó desde los 10,3 millones de euros del ejercicio 2008, a los poco más de 3,4 del ejercicio anterior a la enfermedad del Covid-19.

Para entonces ya se había hablado y mucho de que el empuje de los cultivos subtropicales en el interior de la comarca de la Axarquía había restado competitividad a la uva. Ejemplos como el de Cómpeta, a las faldas de la Sierra Almijara, servía para ilustrar dicha situación. Muchos agricultores habían optado por el aguacate o el mango, pese a que la pasa de esta parte de la comarca había tenido fama global a principios del siglo XX y durante buena parte del mismo.

Así también se había condicionado la viabilidad de fincas históricas dedicadas al viñedo en otros enclaves como Almáchar, El Borge o Moclinejo, donde actualmente se mantienen las principales extensiones dedicadas a la producción de pasa en suelo andaluz, como señalan los propios portavoces de Asaja, COAG y UPA en la provincia malagueña.

La falta de relevo generacional va más allá de la sequía. | EFE

La falta de relevo generacional va más allá de la sequía. / EFE

Una importante efeméride

Hace unos días, con motivo de la conmemoración del sexto aniversario de la declaración de este cultivo como Sipam, el alcalde de Almáchar, Antonio Yuste, volvió a recordar «la necesidad de impulsar políticas y programas que beneficien a los verdaderos héroes» de la comarca de la Axarquía, de unos pueblos donde las fincas tienen la dificultad añadida de una orografía de pendientes extraordinariamente empinadas.

Por su parte, el presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Axarquía, Jorge Martín, quiso incidir en el tremendo trabajo que hubo detrás de esta distinción y «la implicación de tantas personas, asociaciones, sobre todo la Asociación Moscatel, agricultores, emprendedores y administraciones».

Una realidad ante la que cabe poca discusión, acerca del futuro de la uva, es que cada vez hay menos hectáreas dedicadas a este cultivo. Y los datos oficiales están ahí, aunque hay quienes esperan que se pueda invertir la curva si los viñedos se pudieran beneficiar, indirectamente, de la posible extensión de los regadíos hasta las áreas dedicadas al olivar (en base a una iniciativa provincial del gigante del aceite de oliva, Dcoop).

En 2010 la provincia tenía dedicadas a la vid un total de 5.400 hectáreas y para antes de la pandemia, dicha cuantía se había reducido, en menos de diez años, a apenas 3.800. Resulta paradójico que la uva pasa seguía por entonces en lo más alto de la superficie dedicada a viñedos, con más de un tercio del total en la provincia, cuando en facturación global apenas aportaba la séptima parte de los 3,45 millones de euros de la anualidad correspondiente al año 2017.

El sindicato agrario Asaja lleva décadas alertando de la progresiva desaparición de este cultivo tan tradicional en la provincia. Pero lo cierto es que allá donde el regadío llega en la comarca de la Axarquía (ahora con nuevas aguas regeneradas procedentes de depuradoras como medida contra la actual sequía), el aguacate y el mango permanecen como las «principales amenazas» para que viñedos y olivares sean sustituidos por esos cultivos no autóctonos.

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