La activista sueca Greta Thunberg abordó este jueves el Lusitania, el tren nocturno de Renfe que enlaza Lisboa y Madrid, con destino a la capital española, donde participará mañana viernes en la Marcha por el Clima.

Thunberg tomó el tren que partirá a las 21.30 GMT de la estación lisboeta de Santa Apolonia en medio de una intensa confusión entre los numerosos medios de comunicación que esperaban su llegada.

La joven esquivó a la prensa en la estación y provocó carreras, infructuosas, de cámaras y fotógrafos que intentaron grabarla incluso a través de las ventanillas del tren.

Varios medios subieron también al Lusitania para seguir hasta Madrid a Greta, que viaja acompañada de su padre.

Su presencia en Lisboa ha centrado la atención de medios de todo el mundo desde que amarró en el muelle de Santo Amaro, el pasado martes, procedente de Estados Unidos.

La joven cruzó el Atlántico en 21 días a bordo de un catamarán con el objetivo de llegar a Madrid para participar en la Marcha por el Clima y en la Cumbre sobre Cambio Climático.

El hermetismo sobre la estancia de la adolescente en Lisboa alimentó la tensión en los medios y las especulaciones sobre su llegada a la capital española.

Thunberg rechaza el avión por la emisión de gases contaminantes y, tras descartar un vehículo eléctrico y recibir ofertas tan llamativas como la posibilidad de cubrir los 600 kilómetros que separan las capitales ibéricas en burro, se ha inclinado por el tren.

El Lusitania, el tren-hotel de Renfe que enlaza Lisboa y Madrid, tarda más de 10 horas en un recorrido que incluye 17 paradas.

En Madrid, está previsto que Greta Thunberg participe en la manifestación convocada para el viernes tras ofrecer una rueda de prensa en la Casa Encendida junto a otros integrantes del movimiento Fridays for Future y Juventud por el Clima.

Su agenda incluye también su participación, el lunes, en el acto "Niños y jóvenes ante el cambio climático", junto a la ministra española de Educación en funciones, Isabel Celaá, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta H. Fore.