Vaya viernes bonito se me ha presentado. En breve cogeré el coche, a ver dónde lo aparco... tendré que salir con tiempo. El cafelito o lo que sea- previo a la Gran Final con su correspondiente tertulia es fundamental. Y más este carnaval, con todo lo que me está pasando. Llamaré a mi compadre para vernos en el bar del Cervantes. Qué ganas de coplas, qué ganas de disfrutar. Qué ganas de, por fin, ver y oír calidad.

La final está siendo apasionante, como se espera de esta sesión. Qué pasodobles ha traído Marbella, cómo le ha cantado el Guti a Málaga, con qué genio han defendido a mi ciudad la comparsa del Kara. Qué alegría ver a Pino en su primera final, qué antológico es el primer premio de Alhaurín de este año. Y las murgas... por fin traen sus buenos cuplés, cómo se ríe el teatro con sus popurrís... ¿esta que hace aquí? Pero si se han quedado fuera mejores. En fin, todos los años igual. Al menos nos hemos reído. Los premios han sido lo que esperábamos, quizá alguna un puesto más arriba o abajo, pero el fallo ha sido bastante justo, o eso comentamos en la calle a las tantas de la madrugada, en ese ambiente de prefiesta que se genera en las afueras del teatro cuando ya se da el veredicto. Voy a coger el coche, que de aquí a Alhaurín me queda un rato.

Los treinta minutos de coche dan para sacar muchas conclusiones. Qué de cosas pasan en un concurso, ¿no? Qué de tonterías se dicen y se escuchan. Cuanto bienqueda vive en nuestra fiesta. Cuanto falso y cuanta autocomplaciencia. Qué cansancio... si la realidad es otra, ¿no?. Estaré yo equivocado, yo que sé. Pero si este es el segundo mejor carnaval de Andalucía, yo que sé el tercero como será. Pobrecillos. En fin, voy a dormir que mañana tengo concierto con los peques... Macarena, un beso cielo. ¡Hasta mañana!

¿Quién es usted? Pero si yo estaba dormido, ¿qué hago con un señor sentado, otra vez, en el bar del Cervantes? Es un personaje un poco raro: pequeñito de estatura, gordito y vestido como de arlequín colorao, una máscara y un cetro. Estoy flipando ahora mismo. -«¿Quién es usted?» - «Que quién soy dice... ¿Po tu no sabes tanto de carnaval? Soy Momo...» Efectivamente, estaba tomándome un café con Momo, el Dios Momo. Más flipando aún. Allí me quedé, charlando con él. Era un tipo interesante, ocultaba en su básico lenguaje mucha inteligencia. Siempre parecía que escondía algo en sus respuestas, como una especie de doble sentido. Yo, aproveché y le pregunté que cómo vio el COAC. Obviamente me interesé por la opinión que pudiera tener de nosotros nuestro mismísimo Dios.

Me regañó. Me regañó muchísimo. Estaba bastante enfadado conmigo por cómo había hablado del concurso, por cómo traté a los grupos en las crónicas, por lo negativo que fui y por sacar a relucir todo lo malo y no valorar lo bueno que tiene la fiesta. Me dijo que ya me valía, que sin salir en carnaval no podía hablar así de él. Que no tenía derecho decía. Me dijo que el Carnaval de Málaga está clarísimo que es el segundo mejor carnaval de Andalucía, y de España si nos ponemos. Que tenemos una cantera que, además de ser numerosísima, es de una calidad tremenda, que con ellos tenemos el futuro garantizado. ¿O no ves la de autores jóvenes que hay apretando fuerte? Si es que los hay como para llenar una final de calidad alternativa a la oficial.

También me habló de la Fundación, me dijo que no paraba de trabajar y de hacer cosas en pro de nuestra fiesta. Que además de la casa y lavar nuestra cara en redes sociales hacen muchísimas más cosas. Acercan el carnaval a los colegios, motivan a los autores a que enseñen cómo se hace carnaval a las generaciones que aún no se acercan de manera natural a la fiesta. Me dijo que tenemos unos autores de pódium que tienen una altísima calidad en todo lo que hacen y, encima, reciben las críticas que se les haga para mejorar al año siguiente. Nunca se enfadan. Así están, que todas las agrupaciones punteras cada año vienen mejor porque trabajan más y más. Nunca se miran su ombligo y se preocupan por evolucionar. Y, por supuesto, el premio es lo de menos. Si algún año no pasan a la final no se enfadan.

¿No ves que tenemos unos autores sanísimos? Me dijo que tenemos, además, una media tabla en nuestro COAC que es una envidia para cualquier concurso de carnaval. Que hay grupos que se quedan todos los años en preliminares pero no porque sean muy malos, sino porque es que los que pasan son buenísimos. Nunca hemos visto actuaciones indignas en un Teatro Cervantes como el nuestro. Nunca, en la vida.

-«¿Qué más quieres? Si tenemos un pedazo de carnaval... ¡Piensa en lo que has hecho!»

Suena la alarma: Concierto Gamarra. Mientras desayuno intento reconstruir el sueño que acabo de tener. Empecé a desmembrar todo lo que me quiso decir Momo en el sueño y me descompuse. Me hizo pensar que me pasé y que lo hice mal, es Momo, es nuestro Dios, no puede equivocarse.

En el coche, camino de Alhaurín a Málaga para trabajar, pensé que Momo es el Dios más carnavalero. Caí en que es la personificación de la ironía y el sarcasmo... ¡Madre mía! Fui consciente de que tuve en mi sueño un cuplé mejor que todos los que habían pasado por el concurso. Un auténtico cupletazo; ironía y sarcasmo puro. Me reí. Me reí mucho y pensé: «el año que viene repito».

Feliz carnaval. Con Momo.

*Julián González es crítico carnavalero