Iker Puerto lo tenía claro desde muy pequeño. Aún era alumno de sexto de Primaria cuando uno de sus hermanos, Haritz, le habló de lo que eran unas olimpiadas de Biología. «Él no pudo presentarse a las de Física, que eran las que prefería, pero me dijo que cuando fuese mayor estuviese atento a estas, por lo mucho que ya me gustaban los animales», relata. Su enorme inquietud por la materia fue mucho más allá, puesto que en segundo de ESO se inscribió en uno de los cursos que organiza la Universidad de Málaga para alumnado de altas capacidades. Ahora, que acaba de lograr la plata en Biología de las olimpiadas nacionales, Iker incluso va a poder representar a España en la fase iberoamericana de Ecuador.

«Durante estos últimos días no he dejado de recibir felicitaciones en mi centro, el instituto Los Boliches de Fuengirola. Incluso por los pasillos lo han hecho algunos de los profesores que ni siquiera me dan clase. Todos me conocen», expresa con la satisfacción de haber logrado un éxito al alcance de muy pocos alumnos. A sus 17 años, este estudiante de segundo de Bachillerato tiene claro que se dedicará precisamente a la materia que tantas alegrías seguidas acaba de darle, ya que tiene decidido iniciar el próximo año la carrera de Bioquímica.

Su trayectoria hasta obtener el billete para las olimpiadas Iberoamericanas de Biología se inició en la localidad cordobesa de Lucena. «En esta materia no hay fases provinciales. La autonómica se celebra en cuatro sedes, una de ellas la de Nerja, pero como tengo familia en Lucena opté por presentarme allí y quedarme en casa de mis familiares», expresa. Fue primero de toda Andalucía y así, acompañado por otros tres alumnos, viajaba a principios de este mes a Badajoz.

En tierras extremeñas se ha celebrado en esta edición la fase nacional que implicaba cuatro días de pruebas, visitas guiadas e incluso conferencias. «A cualquier alumno interesado en este tipo de olimpiadas lo animaría, diciéndole que es una experiencia única e inolvidable. Te permite, por ejemplo, conocer dentro de la fase nacional a un total de 70 alumnos con tus mismas inquietudes», finaliza.

Tras las 110 preguntas tipo test de la clasificatoria autonómica, en Badajoz tuvo que enfrentarse a una parte teórica, con 150 preguntas, divididas en dos partes y separadas por un descanso, y otra práctica en la que tuvieron que resolver planteamientos «propios de los estudios universitarios», confiesa Iker. Enamorado de la Biología desde su tierna infancia, expresa que siempre ha profundizado en esta materia con la búsqueda de contenidos en internet.

«Pero además he podido resolver muchas dudas de la mano de mis profesores, también gracias a los doctores en Biología que impartían los cursos de la UMA en los que he participado», agrega. En este último apartado agradece explícitamente sus consejos a los profesores Enrique Viguera, que incluso lo recibió cierto día en su laboratorio, y José Lozano. Pero también recuerda sus primeros pasos en Biología, guiados por docentes del colegio El Tejar de Fuengirola, o los consejos que en todo momento ha recibido de sus familiares. Y por supuesto se refiere a profesores del centro en el que está matriculado especialmente, como Isabel Codes o Manuel Sánchez-Campillo.

Consciente del cambio climático

Sin todos y cada uno de ellos no sería posible haber alcanzado una meta tan significativa, como la fase ibeoramericana prevista en septiembre. «Antes, los ocho ganadores de la fase nacional participaremos en un curso, a finales del mes de junio, en la Autónoma de Madrid, a modo de preparación de estas próximas olimpiadas internacionales», aclara con ilusión.

Iker, sin embargo, reconoce sentirse frustrado al escuchar a alguna persona negar el cambio climático. «Es algo innegable y tenemos que actuar inminentemente. Todos tenemos que trabajar, de manera individual y a nivel local, para evitarlo», apunta mientras nos atiende, entre clase y clase, en el IES Los Boliches de Fuengirola.