­El PP cedió parte de su holgadísima mayoría absoluta hace cuatro años, en la primera convocatoria ya sin Esperanza Oña como candidata. Sin embargo, la formación encabezada ahora por su sucesora como alcaldesa, Ana Mula, se siente capaz de revalidar esa cifra de casi el 50% de los votos de la ciudadanía y aspirar a superar la barrera de los 30 años de gobierno en el Consistorio de Fuengirola.

No hay otro municipio de más de 75.000 habitantes donde haya continuado el Partido Popular en el poder desde que se impusiera en los comicios de 1991. A aquellas seis victorias que encadenó Oña hay que sumarle esa de 2015, con Mula ya como nueva regidora y a su vez candidata. Ana Mula tiene esta vez como contrincantes políticos a la mayoría de los actuales portavoces plenarios.

De hecho, PSOE, Cs, Costa del Sol Sí Puede e IU concurren con los mismos líderes. Los cinco ediles del actual portavoz socialista Javier García León y los dos que obtuvieron, respectivamente, Javier Toro (Cs), Pedro Pérez Blanes (CSSP) y José Miguel López España (IU) forman la actual oposición con 11 de los 25 concejales del pleno.

Las principales novedades ante la cita del 26 de mayo se encuentran en las dos formaciones que podrían irrumpir en el Consistorio y propiciar una mayor fragmentación, tanto por la derecha como por la izquierda. Así lo temen en varias de las filas con representación plenaria. PP y Cs son conscientes de que, después del acuerdo en la Junta de Andalucía que contó con la participación de Vox, parte de su electorado podría ir a parar a la lista con la que concurre Antonio José Luna.

Y en situación parecida, CSSP e IU han visto la irrupción con una lista propia de Podemos, algo con lo que inicialmente no contaban. En este caso, el alcaldable es Favio Ernesto Galán. De la hipotética dispersión del voto hacia estas formaciones que hasta ahora no han tenido representación en el plenario dependerá de manera significativa que el PP pueda revalidar su holgada mayoría o que las fuerzas de la izquierda mejoren sus resultados de 2015.

Pero también jugarán su papel los diferentes debates de campaña, marcados por potenciales mejoras en el ámbito urbanístico o las movilizaciones de empleados encargados del servicio de limpieza.