Los ricos también lloran
Los millonarios argumentan que pueden serlo en patrimonio, pero les falta liquidez
La próxima subasta de una de las joyas de la colección de la baronesa Thyssen, un Constable, por una confesa necesidad de dinero es quizá la imagen más significativa de que la crisis también afecta –aunque no en la misma medida que al común de los mortales– a los ricos y famosos. Los millonarios lo son, dicen, en patrimonio, pero no en cash, en dinero. También está prevista –si el recurso del diestro no logra paralizarla– la subasta de una parte de la finca Ambiciones de Jesulín de Ubrique.
Hasta la duquesa de Alba, la aristócrata con más títulos del mundo, ha tenido que buscarse la vida. Ella ya lo había advertido: «Lo estamos pasando mal, igual que todo el mundo», pero resultaba difícil de creer. Su hijo Cayetano, conde de Salvatierra, insistía poco después en una entrevista en La Vanguardia: «No tenemos prácticamente liquidez. Nos falta dinero». Y anunciaba las medidas adoptadas, el registro de la marca Casa de Alba para comercializar productos agroalimentarios y la organización de visitas y exposiciones por los palacios de la familia. Incluso se habló del alquiler de sus salones para eventos, extremo que sin embargo desmintió la duquesa, que repartió su herencia entre sus hijos antes de casarse con Alfonso Díez.
El rico patrimonio cultural de la Casa de Alba por ahora se conserva. La baronesa Thyssen ha decidido desprenderse de un cuadro. «He tardado tres años en tomar esta decisión», explicaba Carmen Cervera, además de confesar que «malas inversiones», el no percibir «sueldo alguno» y no ingresar ninguna cantidad por su colección privada, le han llevado a dar este paso. Si esta venta sale bien –un precio de salida estimado entre 25 y 32 millones de euros– «si Dios quiere, no voy a vender más cuadros».
El caso del extorero Jesús Janeiro es distinto, pero el declive de la finca, significativamente llamada Ambiciones, que se construyó en el punto álgido de su carrera y su posible subasta parcial es también todo un símbolo de los tiempos. La Agencia Tributaria le reclama unas deudas al padre de Jesulín y ha convocado para hoy la subasta de su usufructo de la finca. El de Ubrique, sin embargo, alega ser el único propietario y pide la nulidad de la subasta.
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