Profesora de instituto de Lengua Castellana y Literatura, ha dirigido durante cuatro años un taller de narrativa en la Universidad Politécnica de Valencia, ha publicado artículos y reseñas en diversos medios de comunicación. Joven pero con un currículo que ya pesa. A Lola Mascarell desde pequeñita le ha llamado la atención la manera de «vivir doblemente», como ella define su amor por la poesía, por escribir. Para ella los devaneos con las palabras siempre han sido y serán «un juego».

¿Cómo se encuentra tras recibir este prestigioso premio literario?

Estoy muy feliz y noqueada porque no me lo esperaba. La vida sigue pero el premio va por otro lado. Es un regalo.

Es la primera mujer que ha ganado por ahora el Premio de Poesía Emilio Prados. ¿Mayor satisfacción todavía?

Claro que sí. Es una doble satisfacción. En los trece años de vida del premio ya tocaba [Risas].

El jurado ha definido su obra Mientras la luz como una contemplación sosegada del mundo. Con los tiempos que corren, ¿este poemario puede ser un bálsamo para afrontar la vida?

Sí. Es contradecir un poco aquello de que se canta lo que se pierde y cantar lo que está vivo todavía; el pararse a mirar en estos tiempos en que todo avanza tan rápido, con las nuevas tecnologías, la velocidad. Este libro hace esa una parada necesaria para contemplar las maravillas del mundo y celebrar que estamos vivos.

¿Cómo ha sido el proceso de creación?

El libro anterior que publiqué, Mecánica del prodigio, en 2009, que fue mi primer libro publicado, era una obra más de juventud. En todo este tiempo he estado juntando poemas porque es una de las cosas que me gusta hacer. Mientras la luz es el intento de apresar lo que huye, que es una de las funciones principales de la literatura; encontrar el momento, retenerlo, que no pase. También es un canto a la vida, a la naturaleza, al paisaje, a la infancia, al amor... Es un libro en que prima la plenitud de la vida, el paso del tiempo, el instante gozoso y el afán de retener lo efímero. Me he tomado bastante tiempo para hacerlo, porque no me gusta hacer las cosas de forma precipitada. Es un libro breve de unos 35 poemas.

Esta obra constituye su bautismo en el mundo de los premios literarios, porque a las puertas se quedó con Mecánica del prodigio.

Pues sí... En otra edición del Premio de Poesía del Premio Emilio Prados me quedé a las puertas de conseguir el galardón, pero el libro gustó y quisieron publicarlo. Ésa es la idea, que la poesía inicie su diálogo con el lector a partir de un libro, que es lo que enriquece la poesía al final. Uno escribe para conversar con uno mismo y también con los demás.

Está en plena efervescencia creativa: acaba de publicar un libro de ensayo y creación.

Sí. Estoy contenta. Llevo un taller de narrativa y he publicado las memorias de este taller, una antología de relatos.

Con la cultura tan vapuleada, que todavía existan premios de esta categoría es un milagro, ¿no?

Sí. Con los tiempos que corren cualquier cosa relacionada con la cultura es muy importante. Hay que estar ahí defendiéndola.