Hagan memoria: a finales de los años 90 grupos como Dover, Los Planetas o Héroes del Silencio sonaban sin parar. Eran buenos tiempos para la música en directo y una banda malagueña comenzaba a despuntar: Fila India, grupo formado por tres chicos del Atabal con ganas de comerse el mundo a través de su originales y pegadizas melodías pop. Esos chicos eran Juan Pablo, Álvaro y Víctor, amigos de la infancia que se reunían cada día para hacer canciones.

Con el cambio de siglo, el grupo dejó de sonar. Pero han vuelto para alegría de muchos de sus seguidores. El escenario del Ojeando Festival ya les está esperando para asistir, el próximo día 6 de julio, a este esperado regreso, que viene acompañado de nuevo disco, El rayo de Gerry López. Y lo hacen con el mismo ímpetu y las mismas ganas con las que comenzaron en sus inicios a llamar a las puertas de los dueños de bares para, seguidamente, meterse en el bolsillo a la noche malagueña. «Éramos un triángulo perfecto, Víctor, que siempre tuvo mucho palique, nos conseguía todas las semanas un bolo, nos resultó muy fácil poder enseñarle a la gente nuestra música. También nuestras ganas, ya que montábamos la batería y el micro en cualquier garito. Cualquier sitio era bueno», recuerda Juan Pablo -a quien todos llaman Juanpa-, cantante de Fila India.

Juanpa asegura que, a pesar de que en aquellos años se vivió el boom del pop, la suerte siempre les acompañó. En uno de sus tantos conciertos, la discográfica Pussycat Records puso la mirada en ellos: así nació su primer disco, El niño niñato. Corría el año 1997, y esas canciones surgidas en un garaje malagueño comenzaron a sonar en la radio y en multitud de festivales. «Fue un sueño hecho realidad, teníamos 21 años, grabamos nuestro primer disco y vimos todos nuestro trabajo -ensayos a diario, salir a buscar bolos, suspender en los estudios y las peleas con la novia...- recompensado», dice Juanpa.

Fila India era sinónimo de frescura y su power pop era pura diversión. No tenían más propósito que hacer saltar a su público. «Todo el mundo quería contar con nosotros, actuamos en el Esparrago Rock, fuimos teloneros de grandes grupos y fuimos cabeza de cartel en muchas ocasiones. Nuestras canciones eran muy livianas, nada de temas trascendentales. Cantábamos al amor, al desamor, a la salida con los amigos y a los atardeceres», afirma el líder de la banda. Tenía ganas de comerse el mundo y se comieron un buen trozo. En el 1999 llegó su segundo álbum, Turistas, que también funcionó muy bien. «Se vendían nuestros discos y se escuchaban nuestras canciones. Algunos grupos punteros de primeros de los noventa desaparecieron pero nosotros nos mantuvimos», asevera el cantante.

Pero a Fila India también le llego su hora y en 2002, tras no llegar a un acuerdo con su discográfica, se separan. «Cambió la escena musical y dejamos el grupo porque queríamos dejar a Fila India en lo más alto». Ahora regresan más maduros musicalmente, con nuevo disco y un componente más: Miguel. Una legión de malagueños está deseando ponerse otra vez en Fila India. La primera cita con ellos es el próximo viernes en Fnac, donde acuden a apoyar la presentación del Ojeando y a celebrar el Día de la Música.