Se fue a los 25 a Madrid, a estudiar en la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de San Fernando, e hizo carrera en la capital del país pero nunca se olvidó de su tierra; tanto que fue a Málaga a la que donó su legado artístico, en la que fue la más generosa donación de un artista a nuestra ciudad. Este fin de semana Manuel Mingorance Acién ha fallecido a los 93 años, en su domicilio madrileño, a consecuencia de un fallo cardiaco. Adiós a un malagueño que jamás se olvidó de sus orígenes humildes -nació en un corralón trinitario, su padre fue un pintor "de brocha gorda", como solía recordar el pintor-.

El MUPAM expuso en 2012 -el año en que firmó el cartel de Semana Santa- una antológica de Mingorance, espléndida recapitulación que hoy queda como el mejor análisis de la obra del malagueño, una muestra de «realismo poético que hunde sus raíces en la gran tradición española de Velázquez y de Goya", tal y como aseguró el comisario de la exhibición, Mario Virgilio Montañez. En esa muestra se destilaba lo investigado y creado por Manuel Mingorance, un intelectual de relevancia en Madrid, que cultivaba las amistades de colegas de renombre como Benjamín Palencia. Pero Mingorance siempre fue a la suya, descubriendo la realidad, sin caer en las trampas de las modernidades y las abstracciones.

Tras la muerte de su mujer, Lucía, Manuel tenía dos obsesiones: realizar la donación a Málaga -369 pinturas y lienzos, 209 dibujos enmarcados y 8.676 dibujos en diferentes carpetas, además de 24 grabados y nueve obras de otros artistas, entre ellas dos bocetos y un óleo sobre lienzo de Félix Revello de Toro de los años cuarenta: poca broma- y reunirse con ella. "Admiro la belleza femenina por encima de todo. Sin una mujer, la vida es un fracaso, y la mía siempre ha sido y será Lucía", comentó el artista a La Opinión de Málaga en 2009, asegurando con franqueza: " Mi deseo es morirme y reencontrarme con mi esposa, que está enterrada en el municipio madrileño de Soto del Real. Me tengo que desprender de la vida porque es inevitable, pero le doy gracias a Dios por haber vivido tantos años y por hacer todo lo que hecho, como esta donación". Ya ha cumplido su deseo.