Si no lo sabían, ya llegan tarde para ver a Estopa de cerca y en formato acústico, tal y como empezaron allá por 1999. La cita malagueña de la gira A solas de los hermanos David y José Muñoz, que tendrá lugar en el Teatro Cervantes el próximo martes (21.00 horas), ha colgado el cartel de «localidades agotadas». José, responsable del particular rasgueo de guitarra que marca el ritmo de las canciones del grupo de Cornellá, atiende a La Opinión desde San Sebastián. Asegura que ni él ni su hermano se paran mucho a pensar sobre todo lo que han logrado en estos 15 años de carrera. Prefieren no entrar en análisis profundos para no terminar «creyéndoselo y volviéndose gilipollas». Son así de normales, tanto como lo son todos los catalanes a los que la independencia ni les va ni les viene.

¿Cuesta acostumbrarse al acústico después de tantos años arropados por una gran banda?

En absoluto. No cuesta nada. Mi hermano y yo empezamos así: con dos guitarras y tocando en algún bar al lado de casa. La verdad es que es un formato en el que nos defendemos muy bien. Hay como una telepatía entre nosotros y, sobre la misma canción, podemos ponernos de acuerdo con una mirada y cambiar, terminarla, acelerarla... Hay mucho de química en este espectáculo.

Y también hay más exposición. Están más desnudos....

Sí, pero no le tenemos miedo al fallo. Si se falla, pues no pasa nada. Hay fallos frescos. Siempre ponemos la excusa de que el fallo humaniza. Lo que sí es cierto es que el teatro te acerca mucho más al público. Son espacios con mucha magia, con todo el público sentado. Los teatros formalizan un poco al público. Hay como una mayor seriedad porque tienen que estar sentados, pendientes de ti. La verdad es que es muy agradable actuar así.

También el calor del público se recibe de manera más directa.

Es lo que más valoramos y apreciamos. Ves a todo el mundo muy cerquita. Con caras de asombro y sonriendo. Y eso te motiva para seguir cantando. Es verdad que siempre empiezan con más atención por escuchar las canciones, pero conforme se va desarrollando el concierto, y sobre todo al final, intentamos que acaben todos levantados.

Entre canción y canción hacen partícipe al público de su historia narrando anécdotas que les han ocurrido a lo largo de los años. ¿Qué hay de guión y qué de improvisado en estos momentos?

Hay mucha improvisación. Mucho free style. Y hay tres momentos en el que nos interrumpen los rayos y los truenos, que son en los que toca la participación con el público. Así que la gente que venga a vernos no se acomode mucho en el asiento porque lo mismo viene el azar a buscarle al asiento y tienen que subir al escenario.

Eso es algo que aterroriza a muchos...

Es verdad que hay gente a la que le acojona, pero también hay gente que está deseando subir. Pero bueno, también jugamos con eso: con el acojone.

¿Suelen hacer memoria de cómo eran en sus comienzos y cómo son ahora? ¿Han cambiado sustancialmente?

No solemos mirar mucho atrás, la verdad. Analizar el éxito que hayamos podido tener puede ser contraproducente para la salud mental. Y quién sabe, a lo mejor nos ponemos a analizar lo que hemos hecho y, de repente, nos lo creemos y nos volvemos gilipollas. Intentamos mirar hacia adelante y hacia un futuro lo más cercano posible. E intentar ir aprendiendo de toda la gente que tiene algo que enseñar. Siempre estaremos agradecidos al público. Y mientras tengamos estas ganas de subir al escenario tendremos Estopa para rato.

Muchos vemos el futuro más que oscuro en este país, donde la situación tampoco hace pensar en un futuro mejor. ¿Cómo viven este desencanto?

Pues igualmente muy desencantados. No sé si hay que cambiar palabras, o cambiar nombres y a la política se le llamara de otra manera y que los políticos no fueran de izquierdas o derechas. Y que desaparecieran todo tipo de ideología y que se le preguntara más a la gente sobre qué hacer. No solamente votar cada cuatro años y dejar al ganador hacer y deshacer a su antojo. No sé. Creo que hay que cambiar algo. Aunque no sé el qué. Lo que sí creo es que se necesita un cambio. La gente ya no se cree a nadie y cada periódico te puede contar la misma noticia totalmente al revés.

Es cierto que la realidad la ´pinta´ cada uno como quiere. En lo que coincide todo el mundo es que los ciudadanos somos cada día más pobres y los bancos, cada vez más ricos.

Es que esto es un poco los mundo de Yupi. Los políticos se preocupan más de las macroeconomías, salvando bancos, que de los ciudadanos. Los políticos, en vez de pensar en la prima de riesgo y chorradas de esas que a la gente ni le va ni le viene, pues que se preocupen más de bajar el billete del autobús y favorecer a la gente que realmente tiene problemas a la hora de llevarse un trozo de pan a la boca. La verdad no sé en qué mundo viven los políticos.

¿Se imagina anunciando una gira internacional de Estopa por dos países: España y Cataluña?

¡Ostias! Lo cierto es que ha llegado un punto en que me da igual. Parece que esto es ahora lo único posible, la solución. Yo dudo que sea una solución. Respeto a la gente que quiera la independencia, pero también hay que respetar a los que no la quieren. Estas son cosas de la democracia: las diferentes opiniones, algo que siempre está bien. Lo que ocurre es que no sé si, a lo mejor, tanto unos como otros utilizan este asunto para evadir problemas mayores. En conclusión, nos la suda bastante.

¿Cree que es un debate más político que ciudadano? ¿Un debate inventado, impuesto?

No sé a quien se le habrá ocurrido. A qué cerebro, pero parece que en lo que están todos de acuerdo es unos decir que no y otros decir que sí. Y así pueden estar la vida entera.

La música también ha sufrido, sobre todo con el aumento del IVA, las medidas políticas.

Sí. El 21% de IVA equivale a que una entrada a un concierto cueste 3 euros más. Y 3 euros son 3 euros. Esto es el mundo al revés: cuando la gente tiene menos dinero, se les aprieta más. No alcanzo a entender esta política de choque en muchas cuestiones, como ésta del mundo de la música o de la cultura en general, ya que también están perjudicados el cine, el teatro, la danza...

La política siempre ha temido a la cultura, ya que un ciudadano culto es un ciudadano con más criterio crítico. ¿Puede ser esa la intención final?

Espero que no sean así de cabrones. Me parece una falta de respeto que nosotros nos quejemos de la piratería, el IVA y estas cosas. Porque nosotros, dentro de lo que cabe, seguimos vendiendo discos y entradas. O sea, que no somos los más adecuados. La gente se sensibilizaría más si descubriera la otra realidad. Por ejemplo, el otro día cerró la última fábrica de discos en España o que las discográficas son cada vez más pequeñas.