La mente de Lynch convierte el Rectorado en un laberinto

­«No creo que la gente acepte el hecho de que la vida no tiene sentido; eso hace que la gente se sienta terriblemente incómoda. De ahí que se inventaran la religión y los mitos». Es una frase de David Lynch, un creador fundamental del siglo XX. Quizás por eso nos siga fascinando adentrarnos en los microcosmos ambiguos, absurdos y bizarros que nos propone en sus películas, obra plástica y álbumes musicales. El Rectorado de la UMA expone desde hoy Surrealismo fantástico de David Lynch, un completo catálogo de imágenes y sonidos que analiza y contextualiza las obsesiones y cualidades del autor, convirtiéndonos de alguna forma en detectives que rastrean las pistas en el inconsciente de una mente perversa y juguetona.

Comisariada por Antonella Montinaro, coordinadora de exposiciones de GACMA, y convenientemente estructurada como un laberinto -como muchos de los propios filmes de Lynch; pensemos en Mullholland Drive, por ejemplo, un auténtico puzzle de imposible solución que prueba nuestras ganas de jugar-, la muestra queda desbrozada en bloques temáticos articulados con una clara intención didáctica. El paseo comienza ilustrando los orígenes del cine surrealista con cortometrajes de autores como René Clair, Fernand Léger o Germaine Dulac, para mostrar a continuación la singular poética de Lynch mediante el análisis de sus cortometrajes más representativos y de una selección de su filmografía fundamental. En el transcurso de este itinerario, además de destacar sus referentes fantásticos, se rinde homenaje a la mítica serie Twin Peaks en su vigésimo quinto aniversario -y en plena preproducción de su continuación-. El bloque final brinda los trabajos plásticos y sonoros del realizador; una faceta ésta, la musical, que parece atraerle más últimamente que la propia creación de imágenes -aunque el corpus creativo de Lynch es, a pesar de los diferentes géneros, formatos y técnicas, coherente, unitario-.

Este cafeinómano confeso, gurú de la meditación transcendental y propietario del pelo más envidiado del show business nos invita en el Rectorado a un viaje interesante. Ya lo dijo él mismo en una ocasión: «Las ideas son como los peces: si quieres pescar uno pequeño, puedes quedarte en la orilla; pero si quieres pescar uno grande, debes adentrarte. Y cuanto más profundo, más poderosos y puros son los peces, más grandes y abstractos. Y son hermosos».