­Arizona Baby es un seguro de energía y talento sobre los escenarios. Con Secret Fires (Subterfuge), su tercer trabajo, dan un golpe sobre la mesa, incluyendo reminiscencias de psicodelia, R.E.M., Johnny Cash, The Beatles y T-Rex. La impresión que dan estos Fuegos Secretos del trío vallisoletano es de madurez, consolidación y una mayor diversidad sonora, aunque quizá escaseen las canciones más enérgicas y festivaleras. Así que la primera pregunta de la entrevista está servida...

¿Se ha perdido algo de espontaneidad y fuerza bruta por el camino?

El verano de 2015 ha sido prueba de que no sólo no se ha perdido espontaneidad ni fuerza bruta, sino que se ha ganado. Y mucha. Está feo que yo lo diga, pero no hemos dejado títere con cabeza en ningún festival. Pregunta por ahí. Lo que pasa es que nos gusta que el disco y el directo sean dos caras de una misma moneda. Este disco muta al ser interpretado en directo.

¿Cómo han influido sus otros proyectos, Corizonas y El Meister, en la evolución sonora de Arizona Baby y en este tercer álbum?

Han podido influir en el sentido de que sigues aprendiendo y pones en práctica lo aprendido. Artística o musicalmente no han tenido tanto que ver... son proyectos muy diferentes y diferenciados. Cada vez más.

A la hora de planificar una gira, ¿ponen algún tipo de líneas rojas en cuanto al formato? Me refiero a limitaciones en cuanto a músicos de apoyo sobre el escenario, ausencia de bajista y teclista, prohibición de sonidos pregrabados...

No nos ponemos nunca ningún límite. Pero en la gira de Secret Fires estamos basando los directos en nuestro habitual formato de power-trio acústico. No paramos de evolucionar, con lo que ahora usamos amplificadores con nuestras guitarras acústicas y llevamos algún tambor más que antes. No llevamos músicos de apoyo porque nos gusta que las canciones estén vivas y cambien según el día y especialmente con respecto a los discos. En alguna ocasión puntual sí que hemos contado con algún invitado en alguna canción concreta.

En la revista Esquire han escrito que «ver a Arizona Baby en directo es una de esas experiencias que cualquier apasionado de la música, sin importar género o estilo, debe vivir». ¿Qué le dan al público para que viva esa experiencia y luego la transmita por el boca-oreja?

Hacemos en el escenario lo que como público nos gustaría ver y oír sobre un escenario. Nuestro show es sencillo pero está cuidado al detalle... Lo que no quita para que siempre haya un halo de incertidumbre y peligro. No se sabe qué va a pasar y eso es emocionante.

¿Se plantean grabar algún día un álbum en directo o son de los que piensan que un disco jamás podrá recoger toda la energía de una actuación?

Pensamos que en un disco no se puede capturar toda la energía de un concierto, pero nos gustan los discos en directo. Por supuesto, queremos grabar uno. Y esperamos no tardar mucho en hacerlo. Nos puede sentar muy bien ese formato.

Son una banda muy bien considerada por la crítica. ¿Qué importancia tiene esto para Arizona Baby?

Por desgracia cada vez queda menos crítica como tal en España. Abundan los blogs de aficionados y los voceros que anuncian a quien paga publicidad. La poca crítica que queda nos respeta y siempre sienta bien que se reconozca el talento y el trabajo duro. Pero está claro que nuestra fuerza reside en el favor del público. Tenemos seguidores muy fieles, cada vez más y de todas las edades. Además, el público en general nos respeta y apoya. Eso nos permite crecer ajenos a modas, tendencias o esnobismos pasajeros. Somos una banda popular, literalmente. No se nos ve demasiado en los medios, pero nuestros conciertos se llenan.