­Picasso fue comunista. Y por ello repudiado por el régimen de Franco. También Hitler lo acorraló en París para que explicase el significado del Guernica. Al malagueño no le gustaban los dictadores. No soportaba que nadie le dijera qué tenía que hacer. Por ese motivo, y aún siendo militante del Partido Comunista, se zafó de las exigencias de su camaradas, que le insistían sobre la idoneidad de que su arte caminara junto a la estética del realismo socialista, inventando un alfabeto abstracto y arbitrario en 1948.

A lo largo de 125 litografías realizadas entre enero y marzo de ese año, Picasso se dejó arrastrar por un impulso abstracto raras veces visto en él. Estos dibujos ilustran el libro Le chant des Morts, del poeta y primer teórico del cubismo Pierre Reverdy, del que la Casa Natal posee un ejemplar donado por Christine Ruiz-Picasso en 1992 y que perteneció al propio genio.

La sala de exposiciones de la Casa Natal, en la plaza de la Merced, acoge desde ayer la muestra titulada El canto de los signos, en la que el visitante se convierte en testigo de un caso único en la producción del malagueño como ilustrador al recurrir a signos que componen este singular alfabeto. En un intento de reafirmar su capacidad creativa y no sujeta a dogmas políticos, esas formas elementales reaparecerán a partir de noviembre de 1948 formando parte de diversas litografías en las que las usa para componer imágenes muy diversas que abarcan desde la naturaleza muerta al retrato o el paisaje.

«Lo hizo para mandar a freír puñetas al Partido Comunista y para que le dejara tranquilo, no porque estuviera en contra o quisiera pelearse», afirma el politólogo y periodista Miguel Orozco, autor del libro Picasso litógrafo y militante, editado por la Fundación Picasso con motivo de esta muestras que podrá visitarse hasta el próximo 9 de octubre.