­ La primera gran exposición antológica de Fernando Ortiz (1716-1771), considerado uno de los principales escultores barrocos, permite contemplar desde hoy en el Palacio Episcopal una selección de su obra «en color», gracias a las restauraciones emprendidas en los últimos años. «Llevo unos cuarenta años trabajando, y la mitad de este periodo he estudiado al Fernando Ortiz en blanco y negro, pero en los últimos veinte años han aparecido obras firmadas, se han restaurado y ahora se puede presentar al Fernando Ortiz en color», afirmó José Luis Romero Torres, historiador del arte y comisario de la exposición.

Era un escultor que policromaba sus propias obras «con mucha exquisitez», como muestran las piezas expuestas, procedentes fundamentalmente de toda Andalucía, aunque también de otros puntos como Valladolid o Ceuta. Al morir con sólo 55 años y ser menos longevo que otros escultores coetáneos, Ortiz no pudo tener una producción artística tan amplia. A ello se suma el cuantioso patrimonio desaparecido «entre las desamortizaciones, las revueltas sociales de 1931, la Guerra Civil y los traslados de comunidades religiosas a otras provincias», apuntó Romero Torres. Ortiz viajó con 40 años a la Corte para atender el encargo de un relieve en mármol por parte del Palacio Real y después le otorgaron el cargo de perito de canteras en Andalucía.

Ello le permitió durante más de cinco años viajar por las provincias andaluzas, y en esos viajes recibió encargos que han dejado un reguero de obras de este escultor malagueño por toda la geografía de esta comunidad. Aquel viaje a Madrid, ya en su madurez artística, también conllevaría su nombramiento como «Escultor de Mérito» por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y un cambio de estilo en su obra. En ese momento, Juan Domingo Olivieri era el escultor director del taller del Palacio Real, lo que llevó a Ortiz a evolucionar hacia un estilo italianizante tras una primera etapa influenciada por el imaginero granadino Pedro de Mena.

En la exposición se puede ver casi una treintena de piezas de Fernando Ortiz, así como reproducciones fotográficas de otras tantas obras que se han perdido o destruido. Entre las piezas hay una Virgen de la Merced Comendadora que ha salido por primera vez en 150 años de un monasterio de Osuna gracias a la intercesión del arzobispo de Sevilla. Se da además la circunstancia de que la Piedad de mármol blanco que preside la fachada del Palacio Episcopal también fue esculpida por Fernando Ortiz, y se cuenta que el escultor murió pocos días antes de terminarla.