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Entrevista

"En mi familia jamás la mujer ha estado sometida al hombre"

Dice Agatha Ruiz de la Prada, muy delgada aunque asegura haber recuperado tres de los dieciocho kilos que perdió, que lleva la fortaleza en la sangre porque todas las mujeres de su familia fueron ricas y tuvieron el mando

"En mi familia jamás la mujer ha estado sometida al hombre"La Opinión

Más de moda que nunca por la decisión de no callarse nada tras su nueva vida post Pedro Jota, Ágatha no faltó a su cita con Cevisama (hace casi un cuarto de siglo que mantiene una estrecha relación con Pamesa para quien diseña coloridas y felices baldosas). Venía directa de Nueva York, donde regresaba apenas unos días después, pese a haber prometido «no volver jamás en febrero» a la ciudad de los rascacielos. Ruiz de la Prada, marquesa y grande de España (aunque el dato pueda sorprender) y declarada amante de los colores de la bandera española frente al independentismo catalán, continúa entusiasmándose con cosas como Instagram o que sus hijos trabajen a su lado.

Igual diseña vestidos que sábanas, bolígrafos o cerámica, mil cosas, ¿le resulta senicllo trasladar su universo de un producto a otro?

Para mí es muy fácil porque me gusta mucho el diseño gráfico. Yo creo que de todos los diseñadores del mundo soy la que más lo usa. Para otros resultará más difícil. No sé, por ejemplo, para Modesto Lomba, que hace menos estampados.

La imagen de Miley Cyrus con sus diseños dio la vuelta al mundo en Instagram en centésimas de segundos. ¿Las redes sociales han transformado profundamente el mundo de la moda?

Todo ha cambiado. Hace tres o cuatro meses yo ni miraba Instagram y ahora lo estoy mirando a todas horas. Me divierte, es algo que encaja mucho conmigo. Claro que lo ha cambiado todo. Totalmente. Lo importante ahora son las redes. Estoy pendiente siempre de las fotos, pensando en subirlas...

El mundo se exhibe a todas horas, pero usted, en los últimos tiempos, se ha sometido -voluntariamente- a una sobreexposición mediática por temas personales a la que no solía. ¿No teme que le pase factura?

Sí, sí, me he expuesto mucho más. Y el interés por mí se ha disparado. Pero está siendo bueno. Personal y profesionalmente. Es verdad que es peligroso y que últimamente ha habido días exagerados. En Nueva York fue una salvajada, salió el Sálvame deluxe y al día siguiente era trending topic y por poco me explotan las redes. Pero para eso estamos. Y de verdad creo que me ha favorecido. También lo estamos cuidando mucho: las portadas -he sido casi todas las portadas, hasta en medios que no me sacaban nunca-, las fotos... Todo el mundo me está ayudando, de verdad. Al día siguiente de Sálvame deluxe me llamaron todos. Creo que ha sido un gran acierto. Pero, vamos, yo iba nerviosa, era difícil. Y así llevamos todo el año. ¿Qué pasó un día? Ah, sí, lo del burka [se puso uno para ir a firmar su divorcio]. Estaba yo en México. Tenía el burka hace 10 ó 15 años, no me lo había puesto nunca. Y pensé ‘qué gusto que salga esto y esté yo fuera de Madrid’. Pero a los tres minutos estaba la noticia en todo México, Argentina, Chile, Puerto Rico... Antiguamente te ibas de España y descansabas un poco. Ahora no. El burka estaba por todas partes. Y no puedes hacer nada, nada.

Va vestida de amarillo y rojo, como el vestido con el que abrió su último desfile en MBFWM en pleno procés -con la bandera tapizando la pasarela y el himno de España a todo volumen-. Le gusta provocar un poquito ¿verdad?

En moda nunca se ha dado un mensaje político tan claro como ese. Salió en las portadas de muchos países del mundo. Ahora quieren hacerme un reportaje para la revista de las Fuerzas Armadas... he dicho que feliz. Hoy [por el pasado jueves] he visto cinco guardias civiles y veo que me miran de otra manera. El rojo y el amarillo me han gustado mucho siempre. Esta falda y esta camiseta tienen cinco o seis años...

¿Es verdad que quería ser psiquiatra?

Hace mucho, sí. Yo creo que la psiquiatría puede ayudar a gente que sufre. Y la moda también. La moda te puede hacer muy feliz. Hay otras cosas, claro, pero la moda es una de las cosas que más feliz te hace.

Usted hizo una apuesta fuerte: no moverse de su estilo, los mismos colores, flores, corazones...

Pero eso son cosas que yo hago porque soy así. No me cuesta nada porque yo soy así.

¿No hay nada de personaje en Ágatha Ruiz de la Prada?

Yo no soy una persona que llegue a mi casa y en mi casa sea clásica y me ponga una bata negra, no, yo no me pongo una bata negra nunca, me la pongo rosa siempre. O fucsia. No cambio, no tengo otra cara.

Aun con la bata rosa y todo cuesta imaginarla en la intimidad de su hogar. A ver ¿cocina?

No, no, cocinar no sé. Eso es cuestión de tener maña.

¿Cómo han sido las mujeres de su familia?

En mi familia jamás la mujer ha estado sometida al hombre, nunca. Hace poco llegué a una conclusión, que es que en general las mujeres de mi familia han sido más ricas que los hombres. Mi bisabuela era riquísima y se casó con un señor que tenía muchos títulos [entre ellos, el marquesado de Castelldosrius, que heredó Agatha] pero la millonaria era ella. Y era la que mandaba. La madre de mi padre, de apellido Sanchís, era una de las más ricas de València, su marido era un arquitecto muy guapo y elegante pero el dinero lo tenía ella, y era la que mandaba. La madre de mi abuela era riquísima y se casó con uno guapísimo de Guatemala, de los creadores del FC Barcelona, yóquey, jugador de polo, pero la riquísima era ella. Al ser ellas las ricas mandaban mucho y yo nunca he visto en mi vida una mujer sometida al hombre en mi familia, jamás, ni cinco segundos. Y, claro, yo lo llevo en la sangre.

¿Cómo es trabajar con sus dos hijos, Cósima y Tristán, en la empresa?

Muy bien. La verdad es que no nos vemos. Pero muy contenta.

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