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Recuerdo

La necesaria recuperación de Alfonso Santisteban

El músico y compositor, uno de los miembros clave de la jet set marbellí, falleció hace cinco años en Málaga. Ahora, medio siglo después de su debut discográfico, Subterfuge reeditará su obra completa

La necesaria recuperación de Alfonso SantistebanL. O.

Hace cinco años, en mayo de 2013, falleció en la Clínica Parque San Antonio uno de los grandes compositores, productores y arreglistas pop de la España de los sesenta, Alfonso Santisteban. El músico, todo un personaje además en la Marbella del oropel y la jet set, dejaba un legado inmenso de música por descubrir todavía en su propio país, que no supo reconocer en su momento la grandeza ligera de unas composiciones que viraban del lounge al jazz, pasando por el groove y la bossa nova con la despreocupación que sólo da el talento y el atrevimiento (esos dabadabadás tan entrañables). Afortunadamente, Subterfuge Records va a zanjar este lamentable olvido, con la reedición de la obra integral del madrileño.

El sello discográfico comenzará en septiembre la recuperación del corpus de Santisteban con la colección Alfonso Santisteban Eterno, en formatos CD y vinilo. Las primeras reediciones serán las de los álbumes Bossa 68 (el debut del compositor, disco que este año cumple medio siglo) y Flamenco Pop. Mucho habrá que escarbar, porque la obra del autor es amplia, especialmente en los ámbitos del cine y la televisión: puso banda sonora a más de cincuenta películas, entre las que cabe recordar No es bueno que el hombre esté solo (1973), Señora Doctor (1974), Separación Matrimonial (1973), Enseñar a un sinvergüenza (1970), Cebo para una adolescente (1974), Los hombres las prefieren viudas (1970) y De profesión: polígamo (1975).

Marbella

Otra parte de la gran obra de Alfonso Santisteban fue su propia vida, que da para más de un libro. Legendarias son todavía sus fiestas en Marbella, que congregaban a la más canalla facción de la jet set setentera; unas juergas que, quizás, tuvieron un lado oscuro para algunos o bastantes de sus asistentes. Como la propia Marisa Medina, la exmujer del músico -que falleció un año antes que el productor-, que relataba cómo el compositor la introdujo en la ludopatía y el consumo de cocaína. «Cuando hizo esas declaraciones tuve una mezcla de indignación y rabia, después se me pasó», declaró en 2007 el autor, quien terminó teniendo una relación «cordial y correcta» con Medina. Eso sí, no acudió a su funeral.

Pasado el torbellino de la Marbella más tremenda, abandonado el backstage de la fama -que el propio compositor retrato con saña en su libro El mundo del espectáculo y la madre que lo parió-, Alfonso Santisteban siguió viviendo en la localidad de la Costa del Sol, con su nueva mujer, pero con discreción, con menos flashes y más tranquilidad. Bueno, la tranquilidad que le permitía el cuerpo: superó dos cánceres, la radioterapia, diecisiete operaciones, tenía «7 u 8» bypasses en su cuerpo...

Pero siguió enfrascado en la música y la televisión, como siempre (de hecho, este confeso amigo de Jesús Gil escribió el Himno de Marbella y dirigió tres programas en una televisión local). Y reconocido por cierto sector de la crítica y un puñado de melómanos que añoraban un tiempo que no habían vivido: el de los guateques siderales.

A esas alturas, Santisteban ya se había acostumbrado al menosprecio de los connoisseurs: «El lugar común es asociar Santisteban con música pachanguera. Nos han puesto a parir siempre, tanto a mí como a Augusto Algueró. Nos llamaron de todo, vividores, borrachos, protegidos del franquismo. Me cago en la leche, si yo llegué a estar en la cárcel en la época de Franco... El único consuelo es que después de todo ese escarnio, ahora nos reivindican», declaró el músico en una entrevista con Luis Lapuente en Efe Eme.

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