El art brut de Jean Dubuffet llega a Málaga en una nueva exposición temporal del Centre Pompidou con la que se abordan las revolucionarias ideas de este artista francés, enemigo de la convencionalidad y hastiado del mundo del arte, que imitó la producción de las personas ajenas al mundo de cultura, cuya creatividad, opinaba, estaba reprimida por la sociedad y la cultura oficial.

El viajero sin brújula es una de las muestras más exhaustivas de la historia del Pompidou al haber logrado recoger hasta 88 obras del artista, aseguró el presidente de la matriz francesa, Serge Lasvignes. «No sólo es una oportunidad para Málaga, sino una ocasión única en España» para ver una colección tan completa de Dubuffet. Estará en cartel hasta el 14 de octubre.

Dubuffet (1901-1985) retrató la visión artística de los sectores más marginales de la sociedad inspirándose en dibujos de niños, prisioneros y personas con problemas mentales. Este artista, que creía más en los valores del salvajismo que en la belleza visual y para el que la locura era cordura, rompió con todas las convenciones artísticas de la cultura oficial, que ahogaban la creatividad que él encontraba en su mayor expresión en las personas ajenas al arte.

Un recelo al mundo artístico que se mantuvo durante toda su trayectoria hasta el punto de rechazar aparecer en colecciones junto a otros artistas, según ha comentado la directora de la Fundación Dubuffet, Sophie Weber. Precisamente a este carácter singular se debe el título de la exposición, El viajero sin brújula, también el de una de sus pinturas de 1952, y que y refleja esa enemistad del de Le Havre no solo con las convenciones del arte, sino también con las de la sociedad.

El presidente del Centre Pompidou destacó en la presentación cómo esa «voluntad loca, utópica, de crear arte» llegó a tener impacto en grandes creadores como el malagueño Picasso, con el que comparte la «capacidad a largo plazo de renovarse e intentar cosas nuevas».

En 1945 bautizó como art brut esa visión del arte al margen de lo mainstream que le interesaba. Puntualiza la comisaria de la exposición, Sophie Duplaix: no hablamos de un «artista bruto», sino de un espíritu independiente con «una gran vitalidad creadora y una intensa capacidad para cuestionarse la realidad», para que el que «cada punto del universo era de interés».

La exposición cuenta con cuatro secciones con las que apreciar la intensa experimentación y transformación de su corpus artístico. Más bellos de lo que creen muestra los primeros trabajos de Dubuffet, que ya reflejan el interés del pintor por los dibujos infantiles y la creatividad al margen. En esta fase, renuncia al orden estético y deja que en sus obras predominen rasgos como la frontalidad, la torpeza del dibujo y la libertad en el uso de los colores. En Las turbulencias de la materia, se centra en la experimentación con materiales, que él defendía que debían expresarse en las obras por ser el resultado de la lucha con las herramientas, por lo que sus cuadros se llenan de visiones a ras de suelo, como tejidos continuos y brillantes. Tras esta etapa, Jean Dubuffet llega a su gran ciclo, al que el artista dedicó hasta doce años de su vida, L'Hourloupe, un período en el que limita sus pinturas a una reducida gama de colores (rojo, azul, negro y blanco) y a células lisas y rayadas que dieron lugar a su famoso espectáculo Coucou Bazar, en el que desarrolla sus recortables. Las creaciones finales de Dubuffet, ya como octogenario, en las que propone nuevas interpretaciones con las que se cuestionar la percepción del mundo, se muestran en Sitios, Mires y Non-Lieux.