Imaginen la escena: un profesor le pregunta a los pequeños alumnos de Infantil a qué se quieren dedicar de mayor. Veterinario, bombero, astronauta y la retahíla habitual de profesiones que suelen atraer a los peques. Pero no a todos: un pequeño Tony Morales respondió que él lo que quería ser era «director de cine de terror». Aquello no fue una chaladura de niño travieso. Desde que vio Muñeco diabólico a los 4 años en casa de una vecina y salió corriendo, el malagueño sabía que sólo el terror pulsa ciertos botones de nuestra psique y sabe acelerar a voluntad nuestras pulsaciones. Hoy, el malagueño es un talento del género con una breve pero sabrosa lista de cortos bajo su firmada avalados por numerosas selecciones y premios en festivales de medio mundo. El último, BEC (Black Eyed Child), le está reportando numerosas satisfacciones: la última, formar parte del prestigioso Scream Fest, que proyectará estos inquietantes 9 minutos de horror puro y duro en el mítico Teatro Chino. «Recuerdo aquel 26 de Noviembre del 2017 cuando paseaba delante de sus puertas por el Paseo de la Fama. Quién me iba a decir a mí aquel día que un trabajo mío se proyectaría ahí...».

A los más inquietos connoisseurs del género les sonará el nombre de Tony Morales por su anterior corto, Hada, que amasó más de 50 premios y 260 selecciones en certámenes de todo el planeta. Era su segunda obra (de la primera, Ku, no guarda un recuerdo demasiado grato: «Tuve un presupuesto demasiado grande, me sentía perdidísimo en el set; además, se nos fue la luz, hubo muchos problemas y me entraron las dudas») y, sobre todo, la que le dio la confianza en sí mismo que necesitaba para convertirse en el director de cine de terror que quería ser ese niño de un pueblo malagueño. La historia de un pequeño al que se le había caído su último diente de leche y recibía la visita del hada ha sido su efectiva carta de presentación. «Hice un estreno en mi pueblo, y veía cómo la gente se iba y empecé a rayarme. Entonces me acerqué a algunos de los que se iban a y les pregunté. Y me respondieron: Es que no soportaba la presión de lo mal que lo estaba pasando. Y entonces me di cuenta de que todo estaba yendo guay». Así son los directores de terror: lo pasan bien cuando los demás lo pasamos fatal. Y fatal se pasa en BEC, otros 9 minutos más oscuros y agobiantes, rodados en una casa de Alhaurín.

Si se le pregunta por influencias y autores fetiche, Morales no lo duda ni un instante: «Para mí el número 1 es James Wan (el autor de Saw, Insidious, Expediente Warren). Siempre que he salido del cine de una de sus películas, siempre he salido con la cabeza rayada y pensando qué pedazo de obra de arte acababa de ver», sentencia. Wan es uno de los colaboradores preferidos de Jason Blum, el responsable de la productora señera del momento, Blumhouse, con la que los trabajos del malagueño, efectivamente, guardan notables conexiones. No en vano, Mike Sprague, de la influyente Dread Central, aseguró en su crítica de BEC que podría incluirse cómodamente, «como en casa», en el universo de Insidious.

Madrid

Tony salió hace diez años de Málaga para estudiar Interpretación en Madrid, formación que completó, tiempo después, con un grado superior en Realización de Cine y Vídeo. Desde la capital del país sigue planeando su carrera, con ambición y realismo: «Tengo previsto en junio de 2019 hacer el que se supone que será mi último corto y estoy planteando irme a Tokio a rodar. uno de mis mayores sueños. Un cortito muy chiquitito de 2 minutos... Porque no tengo más dinero», confiesa entre risas. En el el cajón, el guión de un largometraje, escrito con el crítico Joaquín Vallet. «Todo el mundo de mi entorno que lo ha leído me ha dicho que es mucho más escalofriante que lo que he hecho hasta ahora y que lo ha pasado mal». Un comentario que, claro, anima a Tony Morales y que seguro enorgullecería a la versión infantil de sí mismo, ésa que organizaba los pasajes del terror de los cumpleaños de su prima pequeña.