Un desnortado, arrogante y eufórico Bernard Law Montgomery (Monty) propició con la fallida operación Market Garde’, la última victoria de Adolf Hitler durante la II Guerra Mundial, certifica el historiador británico Antony Beevor, crítico sin concesiones con su compatriota, un mariscal pedante e insoportable, curiosamente todavía adorado en el Reino Unido. Exultante con el éxito de su flamante libro, La batalla por los puentes, Beevor expuso en la Fundación Areces sus conclusiones sobre los principales episodios bélicos de la contienda a partir de un estudio exhaustivo de archivos militares y diarios de soldados y civiles. «Han sido mis mejores referencias bibliográficas», declara a Epipress este controvertido investigador quien subraya que los británicos siempre han sentido fascinación por el fracaso.

Señor Beevor. ¿Por qué la operación Market Garden, planeada por el mariscal británico Montgomery, facilitó el último triunfo militar a Hitler?

Ese éxito fue un acicate para que Hitler lanzara su contraataque en diciembre de 1944. El problema fue que el general Montgomery, a finales de agosto de 1944, como el resto de los aliados, sufrió un ataque de euforia. La euforia de Monty dio el último triunfo a Hitler. Pensaron que el ejército alemán se estaba desintegrando al ver que unos oficiales de la Wehrmacht habían intentado matar al führer el 20 de julio. Pero el fracaso de ese intento de asesinato demostró que Hitler, las SS y los nazis tenían al ejército bajo su control.

Es que se trataba de llegar cuanto antes a la zona más industrializada de Alemania tomando los principales puentes holandeses y echar a los nazis del Rin cuando los alemanes estaban ya muy debilitados.

Estaban debilitados por la derrota de Normandía. El plan de Montgomery era muy malo y en su arrogancia no quiso escuchar las órdenes de Eisenhower ni las recomendaciones que le llegaban de Londres de discutir cualquier ataque aéreo y ejecutarlo con las fuerzas aéreas norteamericanas. La operación estuvo mal calculada. El general Browning debió de hablar con Montgomery para obligarle a reelaborar todo el plan pero no dijo nada.

¿Era un suicidio pretender tomar el puente de Arnhem, objetivo clave del plan, con los paracaidistas que recibirían el apoyo de las fuerzas mecanizadas para cruzar el Rin sin tener en cuenta una respuesta a la desesperada del ejército alemán?

Sí. Los británicos infravaloraron la capacidad de los alemanes y su habilidad para reunir fuerzas hasta donde no las había. El general polaco Sosabowski siempre avisaba de que los alemanes no estaban tan acabados como creían los aliados.

Era el puente lejano de la película basada en el libro de Cornelius Ryan.

Efectivamente.

Parece sentir usted una cierta admiración por los generales alemanes Model y Bittrich, lector de Platón y Goethe, que derrotaron a los aliados.

Model era un sujeto brutal, muy profesional, efectivo y el preferido de Hitler pero no siento ningún afecto por él. Bittrich era más civilizado que otros generales de las SS pero no diría que era un hombre digno de admiración.

A pesar de las más de 15. 000 bajas y de arruinar a los Red Devils, Winston Churchill afirmó que aquellas muertes habían merecido la pena. ¿Era una fake news?

Churchill estaba en aquel momento en Estados Unidos y desconocía los detalles de la operación aunque la apoyaba. Los británicos estaban en bancarrota y Churchill temía que al final de la guerra el Reino Unido se quedase relegado en el tratado de paz como un socio menor de Estados Unidos. Él esperaba que ese plan dramático funcionase y así recuperar influencia internacional. Cuando se enfrentó a las consecuencias del desastre no pudo reconocer que había sido un fiasco que nunca debió permitirse.

Los responsables del desastre culparon a los paracaidistas polacos para tapar su propio fracaso en una tradición muy británica de envolver sus errores en la épica, ¿verdad?

Al establishment británico se le daba muy bien ocultar las historias que no querían que salieran a la luz pero Montgomery se pasó cuando dijo que había sido un éxito y el príncipe de Holanda le respondió con ironía que su país no podía permitirse otra victoria de Montgomery. Los británicos sienten fascinación por el fracaso, siempre loan los desastres más que las victorias para subrayar la valentía en la defensa olvidando los errores en el ataque.

Y culparon a los polacos de esos errores.

Hicieron acusaciones tremendas contra el general Sosabowski porque él sí que había visto venir el desastre.

¿Por qué se ha minimizado la resistencia de la población civil holandesa que según usted respondió a los nazis mejor que los franceses?

La gente de Normandía había apoyado al mariscal Patton pero temían que la ‘operación Overlord’ fracasara. Fueron muy cautos y no ayudaron demasiado a los aliados porque habían sufrido mucho. Los ingleses y norteamericanos mataron a más civiles franceses que los alemanes. Los ejércitos democráticos en batalla suelen eliminar a más civiles porque los generales sufren tal presión para reducir las bajas entre las tropas que acaban matando a inocentes. Los holandeses, después de la ocupación alemana, demostraron una generosidad extraordinaria. Aún hoy ondean en Arnhem banderas con el Pegaso de los paracaidistas.

¿Sospechaba Eisenhower que la propuesta de Montgomery respondía a su afán por apuntarse personalmente el tanto y a la vez a relegarle a él a una figura decorativa en una victoria que esperaba que sería decisiva?

El ejército americano tenía un sistema muy diferente al inglés. Los norteamericanos funcionaban por objetivos que lideraba un general. Eisenhower ni siquiera sabía cuál era el plan hasta que ya se había iniciado.

Eisenhower ya había sacado una mala opinión de Montgomery en la batalla de las Ardenas. ¿Por qué?

Eisenhower sabía que Montgomery era una persona difícil. Creo que sufría de asperger controlado, era incapaz de entender a los demás. Tenía mucha visión de túnel. Churchill dijo de él que era indomable en la retirada, invencible en la avanzada e insufrible en la victoria.

¿Qué papel jugó el general Patton en esta operación y en la relación entre Eisenhower y Monty?

Patton y Montgomery no se soportaban pero el jefe de Patton era el general Bradley que aunque también odiaba a Montgomery tenía mucho más tacto para lidiar con el británico.

¿Por qué da usted más valor a los diarios que a las cartas de los soldados que investigó para su libro?

Los diarios son siempre más fiables que las cartas porque en estas no se cuentan todas las penurias de la guerra. Han sido mis mejores referencias bibliográficas. La gente describe qué se siente cuando te alcanza una bala o cuando pierdes la fuerza. Los civiles holandeses también llevaban su diario porque un ministro que estaba exiliado en Londres les dijo que la liberación se aproximaba y que lo dejasen escrito.

¿Cómo era el general norteamericano James Gavin, amante de la emblemática actriz alemana Marlene Dietrich?

Era un don Juan, una persona extraordinaria de origen humilde, un autodidacta y uno de los líderes militares más importantes de la II Guerra Mundial. A él le adoraban todos sus soldados y parece que también Marlene Dietrich y Martha Gellhorn, la señora de Hemingway.

¿Sigue siendo venerado Monty en Inglaterra a pesar de errores tan destacados como el de la operación Market Garden?

Claro, porque Inglaterra tuvo muy pocos héroes sobre todo al principio de la guerra y Montgomery estaba allí cuando empezó a cambiar todo en el otoño de 1942. La prensa inglesa le convirtió en un héroe.

Con el consecuente enfado de los norteamericanos.

La prensa fue un problema porque generó la ira de los norteamericanos que veían alucinados cómo le daban la razón a Montgomery por todo.