A nadie se le escapa que los discos Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band y The Piper at the Gates of Dawn son hijos del mismo tiempo. Aunque también lo son de los mismos técnicos y equipos de sonido que a mediados de los años sesenta convirtieron a Abbey Road en los estudios de grabación más prestigiosos del planeta. Tanto la obra maestra de los Beatles y como el primer álbum de Pink Floyd rezuman experimentación y psicodelia en cada uno de sus cortes.

Ambas bandas jugaban por entonces en ligas muy distintas, pero en marzo de 1967 se produjo un breve encuentro entre ellos. Los recién llegados al universo discográfico se sentían, naturalmente, deslumbrados por la música y la forma de trabajar del cuarteto de Liverpool, por lo que solicitaron conocer a sus vecinos en los estudios EMI -no sería hasta 1969, tras la publicación de Abbey Road, el último álbum del cuarteto, cuando tomarían el nombre de la calle en los que se encuentran-. Syd Barrett, declarado admirador de los Fab Four, pidió al ingeniero de sonido Norman Smith, que se ocupaba de las tomas de Pink Floyd y que había trabajado en los primeros discos de los Beatles, que acordara la reunión. Smith habló con George Martin y éste propició que Barrett, Manson, Wright y Waters asistieran a la sesión de mezclas de Lovely Rita. «Nos sentamos humildemente al fondo de la sala de control mientras trabajaban en la mezcla», declaró Nick Manson. Tras los saludos de cortesía, parcos en palabras, los Beatles siguieron a lo suyo. Tan solo McCartney mantuvo una breve charla con ellos. Había asistido a varios de sus conciertos en el londinense club UFO y les elogió por su puesta en escena.

Este encuentro entre dos de las bandas más influyentes de la historia de la música contemporánea viene recogido en los libros Todo sobre los Beatles. La historia de cada una de sus 211 canciones y Pink Floyd. La historia detrás de sus 179 canciones, dos volúmenes editados por la editorial Blume que repasan con máximo detalle todo lo que rodeó a cada una de las composiciones de ambas formaciones. Jean-Michel Guesdon y Philippe Margotin, coautores de estos grandiosos libros -de más de 600 páginas cada uno- documentan la génesis de cada canción, los instrumentos que se usaron, dónde se grabaron, cuántas tomas fueron necesarias, qué equipo técnico y artístico participó, qué repercusión tuvieron e incluso recuerdan las principales versiones que otros artistas han realizado de ellas. Dos enciclopedias repletas de datos y anécdotas capaces de saciar el hambre de curiosidad de los más fervientes servidores de ambos grupos.

Beatles

La primera grabación de los Beatles se realizó el 22 de junio de 1961. John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Pete Best (Ringo Starr aún no estaba en el grupo) acompañaron a Tony Sheridan en una actuación en Hamburgo en la que el tema principal fue My Bonnie. En junio del siguiente año entrarían por primera vez en los estudios EMI, situados en el número 3 de Abbey Road, para una audición que cambiaría el curso de sus vidas. Tocaron Bésame mucho y tres temas originales: Love me do, P.S. I love you y Ask me why. Aquella sesión acabó con un contrato discográfico y la salida del grupo de Pete Best, que fue sustituido por Ringo. En septiembre de 1962 iniciaron la grabación de Please, please me, su primer álbum, un trabajo que les abrió las puertas del éxito a escala mundial y con el que iniciarían una meteórica carrera cimentada por 13 discos y más de 200 composiciones. En 1970, tras la publicación de Let it be (disco que grabaron antes que Abbey Road pero que fue lanzado después), los Beatles se separaron para siempre, dejando una profunda huella en la historia de la música.

Pink Floyd

Aunque la banda nacida de la brillante cabeza de Syd Barrett lleve treinta años clínicamente muerta (su último disco de estudio, The Division Bell, data de 1984 y la última y brevísima reunión de los miembros del conjunto se produjo en 2005 con motivo del Live 8), las ventas de sus trabajos siguen arrojando números astronómicos, con unos trescientos millones de discos despachados. Entre las cifras de vértigo de Pink Floyd destaca The Dark Side of the Moon, el tercer elepé más vendido de la historia -tras Thriller, de Michael Jackson, y Back in Black, de AC/DC-, del que se han vendido más de 50 millones de copias.

Pero la historia del grupo arranca muy lejos de los grandes estadios y las cifras millonarias. Fueron las aulas de la escuela secundaria de Cambridge y los pequeños locales londinenses donde los fundadores del grupo se conocieron y desarrollaron su propio estilo. Su disco debut, The Piper at the Gates of Dawn (1967) sirvió para asentar las bases estilísticas de una banda de esencias piscodélicas y capaz de desarrollar profundos viajes instrumentales. Se podría decir que, tanto en lo musical como en lo sonoro, Pink Floyd fueron innovadores en todo.

En sus sucesivos trabajos, en los que Barrett fue apartado del grupo y sustituido por David Gilmour, la experimentación fue la nota dominante. Pero no sería hasta la aparición de The Dark Side of the Moon (1973), Wish You Were Here (1975) y The Wall (1979) cuando el grupo se convirtió en una referencia mundial. Los profundos conflictos por el liderazgo creativo del conjunto son el motivo por el que Pink Floyd dejó de existir.