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Música

"Seguro que habrá quien se pregunte qué hace este blanco cantando cubano"

Entrevista al cantante y actor Zenet, que revisita en La Guapería, su nuevo álbum, los clásicos boleros de los grandes autores de la Cuba dorada

Desde el pasado 1 de marzo, La Guapería, el nuevo disco de Zenet, es una realidad que va dejando muy buen sabor de boca a quienes se asoman a esta «aportación» del malagueño a la música cubana. Los boleros de los grandes autores de la Cuba dorada -Bola de Nieve, Celeste Mendoza, Olga Guillot, Rolando Laserie, Nelson Pinedo...- suenan a añejo y a nuevo, a clásico y moderno en las deliciosas versiones realizadas por Zenet. El 28 de junio, el cantante y actor -pronto lo veremos en Hache, una nueva serie de Netflix- presentará este álbum en el Teatro Cervantes.

Asegura que al principio tuvo algo de miedo por atreverse con el bolero y la salsa. ¿Cree que estos géneros son patrimonio exclusivo de Latinoamérica? ¿Hay puristas, como en el flamenco, que rechazan toda clase de intromisión?

Yo tengo siempre en mente lo que en su día hizo Camarón de la Isla con La leyenda del tiempo, que metió un bajo eléctrico en el flamenco. Con eso expresó algo que creo fundamental: que las grandes músicas y los grandes géneros son perfectamente maleables. Pertenecen al ánima mundi. Y que todo lo local es universal. Pero sí que hay algunos prejuicios. Y seguro que habrá quien se pregunte qué hace este blanco cantando cubano. Lo que hemos hecho en La Guapería es respetar la cátedra y aportar otros colores, con solos jazzísticos y guitarras eléctricas.

¿Se siente preparado para defender estas versiones en sus países de origen?

Sí. Este año además queremos inscribirnos en los Grammy. Es un mundo nuevo, pero lo que me da seguridad es saber que el señor catedrático de percusión, Moisés Porro, Manuel Machado [trompetista], Pepe Rivero [pianista] y su padre, don José Rivero, están detrás.

Lo que está claro es que la comodidad no es lo suyo. ¿Se considera un músico atrevido?

Bueno, ´´esta es mi humilde aportación a uno de los grandes géneros de la historia, lo que no quiere decir que ahora sea un cantante de boleros. Atreverse a tocar, cantar y a añadir algo más a una masterpiece, una pieza maestra, implica un arduo trabajo, una profunda investigación y una cierta libertad que, además, debe de ser un poco valiente. Porque no puedes quedarte en la superficie. En los hoteles de todo el mundo se interpretan repertorios de boleros que no consiguen levantarte un pelo de la piel. Y yo lo que quería es estar en el borde del precipicio. Porque si ocurre algo, si llega ese sentimiento, ocurre ahí. Por eso estoy muchas veces a punto de caerme, sobre todo con Bola de Nieve.

También ha regresado a la interpretación con la serie Hache. ¿Por qué había abandonado su faceta de actor?

Porque me lo podía permitir y también por tratar de no encasillarme. Tienes que ser muy zorro para que no te den siempre el papel de macarrita andaluz y convertirte en un actor más universal. Y para eso tienes que rechazar mucho, aunque llegues raspado a final de mes.

¿Cómo percibe el mundo de la cultura en España entre tanta agitación política?

Una de las cosas sobre las que reflexiono últimamente es que cada uno es el centro del mundo. Es evidente que Donald Trump se cree el ombligo del mundo, pero también todos los músicos y en general cada uno de nosotros vivimos en el centro de nuestro particular mundo. La percepción del mundo en el que estamos es cada día peor. Y como nos desconectamos más del mundo, cada día esa percepción va siendo más parcial. Pero a la vez creo que siempre hay un movimiento de respuesta. Y que entre dos adoquines siempre podrá nacer una flor. O dicho de otra manera: si alguien está todo el día pendiente del móvil, encontrará en Instagram una página de mindfulness. El ser humano tiene ese poder, esa capacidad de equilibrarse a sí mismo. Es posible que hayamos vivido ciclos históricos en los que hemos estado a punto de autodestruirnos. Y es posible que vuelva a ocurrir. Pero si no llegamos a destruirnos se dará una regeneración del ser humano durante un periodo. Creo en esos ciclos y en que en cada uno de ellos se gana algo. Ahora, por ejemplo, estamos volviendo al orientalismo, surgen conceptos como el slow food y hay muchos bares healthy.

También surgen conceptos como Vox...

Últimamente estamos viendo que las estadísticas sirven cada vez menos, que la ignorancia es muy mala y que el voto de castigo está recogiendo la fuga de votos de los grandes partidos. Lo que me parece alucinante, sobre todo conociendo a tantos profesionales de la comunicación como conozco, es que los consejeros de los políticos no atinen a hacer un trabajo un poco más certero.

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