La noche ayer en el Starlite de Marbella, se convirtió en un auténtico viaje al pasado. Posiblemente a uno de esos conciertos que conformaban The Works Tour, una de las giras más largas hechas por la banda de rock británica Queen. Esta travesía solo fue posible gracias a la gran actuación de God Save the Queen (Dios salve a la Reina), quienes hicieron honor no sólo a la descripción de la revista Rolling Stones considerándolos "la mejor banda tributo del planeta", sino a los míticos Queen.

Bajo un cartel de sold out, la banda tributo se subió al escenario del auditorio de La Cantera para aproximar a los asistentes a la magia, el teatro y la música que transmitía la original. El público ya presentía cómo sería la actuación e impacientes porque dieran el pistoletazo de salida, comenzaron con las palmas y zapateos, a las que sin esperarlo les continúo la voz de un Pablo Padín (Mercury), totalmente metido en su papel de vocal, acompañado de la música de Francisco Calgaro (May) y Ezequiel Tibaldo (Deacon) como guitarristas y Matías Albornoz (Taylor) en la batería, con la que se ha convertido en el himno deportivo por excelencia, 'We will rock you'.

La primera canción dejó el listón bastante alto, pero indudablemente y teniendo en cuenta el primer minuto de concierto, se intuía que se irían superando en cada interpretación e imitación que fueran lanzando al público. La actuación estuvo compuesta por una veintena de inmortales piezas como 'Another One Bites the Dust', un 'Somebody to Love' con 'Pablo Mercury' a su piano y el acompañamiento del público en su clásico estribillo, 'Fat bottomed Girls', 'Killer Queen', 'Is this word we created?' o la potente, ' I Want it All'. En la sentida 'Love of my life', la imitación y el sentimiento del vocalista silenció a los asistentes, dejándolos 'de piedra' al igual que con la infinita 'Bohemian Rhapsody' con su parte operística, o 'Radio go go', en la que la participación del público fue clave para crear ambiente.

Los gestos, movimientos e interacción del vocalista con coreos como "eeero dirareroo' hacían que el espectáculo si se situara en esos años de éxito rockero y junto a ello, el cambio de vestuario, en un par de ocasiones, del mismo consiguiendo el del original. A todo ello, se les sumó los solos de guitarras de los que durante cerca de unos diez minutos se hizo cargo el propio 'Francisco May'.

Tras casi una hora y media de ininterrumpidas canciones, todo parecía terminar con 'We are the Champions' haciendo balancear a todo el público y alzar sus brazos, cuando tras unos minutos de silencio reaparecían sobre el escenario, esta vez interpretando 'I Want to Break Free'. Un ' Quiero liberarme' en el que el propio vocalista vistió igual que en su videoclip, el censurado por MTV en los Estados Unidos y que hizo que Queen no incluyera a este país en el The Works Tour. Cerraron el concierto, con 'Show must go on' y un apoteósico 'Don´t stop me now' que hicieron que culminaron la noche de música rock vivida.